jueves, 21 de noviembre de 2024

DECRECIMIENTO Y FINITUD

“La finitud convoca a lo real”, este pensamiento del filósofo francés Bernard Delobelle, es la expresión más clara posible de una realidad que se aproxima inevitablemente, pero que hoy pretendemos ignorar.


Con las tendencias actuales, que apuntan a un crecimiento económico infinito, que no es compatible con los recursos finitos del planeta en el que vivimos, no es lógico seguir actuando de la manera como lo hacemos. Llegará el día en que no haya más combustibles para nuestros automóviles y máquinas, ni materias primas para sus baterías. Si la población continúa en aumento y la urbanización se sigue extendiendo ilimitadamente, seguramente se agotarán los servicios básicos como el agua, el gas, la electricidad. La construcción de la infraestructura para dichos servicios está ligada estrechamente a los transportes, los cuales a su vez consumen energía y generan contaminación.

Todo ello, aunado al cambio climático, no son cuestiones de opinión, sino asuntos públicos impostergables.

Los estudios territoriales deben ocuparse de estos problemas a nivel universitario. Actualmente la mayoría de los departamentos de urbanismo y planificación en las escuelas de arquitectura de todo el mundo, están preparando a sus estudiantes para elaborar proyectos y planes que no toman en cuenta la necesidad de decrecimiento urbano debido a la finitud de recursos. En otras palabras, están contribuyendo a la idea de que los recursos y el espacio urbanizable son infinitos y que de algún modo u otro las tecnologías futuras encontrarán las soluciones ante la escasez de recursos y evitarán que se agoten. Sin embargo, como el orden geopolítico es desigual, ya vivimos actualmente situaciones que hacen patentes las amenazas citadas anteriormente. En tiempos recientes, han existido poblaciones que han debido desplazarse de sus asentamientos sea por la escasez de agua, como por la inviabilidad de sus localizaciones desde el punto de vista del abasto y el transporte, ha habido despoblamientos sin precedentes, del campo a la ciudad o dentro de las ciudades mismas, que nos muestran la gravedad de la situación.

Lorenzo Rocha

 

jueves, 14 de noviembre de 2024

PLANIFICACIÓN Y USO

Para la práctica de la arquitectura y el urbanismo, es muy importante que los profesionales involucrados tomen en cuenta que las relaciones entre los espacios producidos socialmente y su desempeño cuando son ocupados o habitados por las personas en general, son siempre fugaces e inaprensibles.

La discordancia entre la racionalidad de la planificación urbana y del proyecto arquitectónicos con las interpretaciones y consecuentes adaptaciones que las personas hacen de estos para satisfacer sus cambiantes necesidades, es un debate teórico que se ha puesto en discusión desde los inicios del modernismo. Estuvo en el centro de las discusiones planteadas en el Siglo XIX por John Ruskin y continuadas por William Morris y de ahí han sido trasladadas a interminables discusiones que prevalecen hasta nuestros días. Es muy extraño que sigamos discutiendo al respecto hasta la fecha, pero lo haremos hasta que encontremos los acuerdos satisfactorios entre las ideas de los profesionales y las necesidades de los habitantes.
Los arquitectos icónicos del movimiento moderno, como Le Corbusier, Gropius, Mies van der Rohe o Wright, entre otros muchos, fueron muy minuciosos en sus diseños y en las justificaciones sociales y tecnológicas que los sustentaban. Este rigor científico provocó en ellos y en todos los proceso de diseño y construcción, un determinismo en el que los expertos se erigieron como autoridades con capacidades técnicas y morales, para tomar decisiones normativas sobre las formas arquitectónicas y urbanas y las maneras específicas como debían usarse. Además de ello, los arquitectos modernos y los contextos históricos, políticos y sociales en los que se desenvolvieron, reconocieron a los arquitectos como maestros de las bellas artes y por lo tanto sus obras se consideraron inalterables, aunque en la práctica si fueron modificadas y adaptadas según los deseos de sus habitantes. De cualquier modo existen mecanismos de protección de los derechos de autor para las obras arquitectónicas, lo cual en ocasiones resulta en controversias legales en las que se oponen las visiones de los arquitectos a las de los propietarios, usuarios y habitantes de los edificios diseñados por ellos. 
Lorenzo Rocha

 

jueves, 7 de noviembre de 2024

ENTREVISTA CON KENNETH FRAMPTON

 

Londres, Barbican Center 26/10/2024. 

En ocasión de la entrega del libro "Reflexiones sobre el predicamento de la arquitectura y el urbanismo"de Kenneth Frampton, con ensayos de José Antonio Aldrete-Haas, Alberto Foyo, Carlos Naya y Juan Roquette, editado por la Facultad de arquitectura de la UNAM






Lorenzo Rocha: Como lo plantea en su ponencia, sin duda hemos perdido nuestra capacidad innata para crear formas urbanas y asentarnos en el territorio de modo coherente ¿Como piensa que las instituciones educativas deban reaccionar ante este predicamento?


Kenneth Frampton: En primer lugar se encuentra el tema de los patrones apropiados para la ocupación territorial, incluidas la reutilización y readaptación de las tramas urbanas existentes y el desarrollo de los terrenos ex-industriales abandonados. Recomiendo las investigaciones de Richard Rogers (“Towards an Urban Reinaissance”, publicado en 1999) y de Alison y Peter Smithson (“Urban Structuring Studies”, publicado en 1967). En este ultimo los arquitectos sugieren que arriba del sexto piso las personas pierden contacto con el suelo y por ello recomiendan construir edificios de vivienda de dos o tres plantas en esquemas de alta densidad y baja altura. También las alturas medias (cinco plantas) contribuyen a ocupar menos superficie y crean ambientes de mayor ‘urbanidad’ por su densidad, además disminuyen la suburbanización. La reacción de las instituciones educativas debe ser hacia una mitigación del cambio climático utilizando paneles solares, materiales como el ladrillo y la madera y una orientación educativa hacia el binomio Forma-estructura, en el que i) La estructura refleje la poética de la construcción y ii) La forma no sea un producto de la imaginación, siguiendo la frase del arquitecto Álvaro Siza, quien declara: “La idea está en el sitio, no está en la mente”. También el trabajo de Alvar Aalto respecto a la forma arquitectónica derivada de la topografía.


LR: ¿En que modo considera que el capitalismo tardío se ha convertido en un impedimento para el diseño y las prácticas de la arquitectura y el urbanismo?


KF: El capitalismo tardío ha provocado la mercantilización extrema de la vivienda y un proceso general de ‘comodificación’ de la construcción, centrándose en el valor de cambio por encima del valor de uso de las construcciones y de los espacios abiertos. Debido también a la distribución inicua de la riqueza y del ingreso, sobre todo después de la década de 1980 y acentuadamente en los países subdesarrollados. La distinción que hizo Hannah Arendt en “La condición humana” entre los conceptos de ‘labor’ y ‘trabajo’, se ha agravado notablemente durante los últimos 50 años y por consiguiente también el deterioro de los ‘espacios de aparición’ que son de crucial importancia para la arquitectura y el urbanismo.


LR: ¿Por que razón concreta usted opina que hoy la arquitectura tiene más que aprender del paisaje que lo que el paisaje puede aprender de la arquitectura?


KF: Debido a un importante énfasis reciente en el lugar por parte de los diseñadores de paisaje, de modo opuesto al concepto moderno abstracto de ‘objeto arquitectónico libre’.  El aspecto más alienante e insoportable de la megalópolis es la proliferación de objetos aislados que no guardan ninguna relación entre ellos.


LR: ¿De que modo considera que el diseño ambiental debería estar fundamentado de modo que pudiera ser más sustancial que lo que tenemos en el presente?


KF: El mejor ejemplo de ello es el trabajo del paisajista chino Kongjian Yu. En su libro “The Art of Survival. Recovering Landscape Architecture”, publicado en 2006, hace un planteamiento coherente para combatir el cambio climático mediante las intervenciones paisajísticas urbanas. Uno de los pilares de su trabajo es la agricultura urbana, En 2004, diseñó el Campus de la Universidad de arquitectura en Shenyang, en el norte de China. Los terrenos utilizados para el campus eran arrozales y el arquitecto decidió que siguieran siéndolo, involucrando a los estudiantes en la cosecha de arroz y al mismo tiempo generando los espacios abiertos para sus actividades estudiantiles y recreativas.

También recomiendo poner atención en los conceptos ecológicos desarrollados por Thomas Herzog en su libro “Technology and Architecture” (1999)

MEDIO AMBIENTE

Desde que el ser humano concibió la idea de medio ambiente, se colocó como un observador externo a él. De ahí ha surgido la falacia inicial acerca del “Hombre y su medio ambiente”.

Hasta hace poco tiempo no se consideraba que los seres humanos formáramos parte del medio ambiente. El ser humano se consideraba a sí mismo como una entidad superior a resto de los seres vivos y también consideraba a todo el entorno como un conjunto de elementos existentes para su servicio y bienestar. Sin embargo, debido a las sucesivas crisis medioambientales en las que los humanos hemos tenido influencia o nos han afectado profundamente, la consciencia de que solo existe un solo medio y que somos en parte los responsables de muchas de las calamidades que sufrimos nos ha hecho cambiar de opinión.
El ser humano es tan vulnerable a los fenómenos naturales como cualquier otro ser vivo, a pesar de que contamos con tecnologías de muchos tipos que en ocasiones consiguen protegernos de los elementos climáticos. La construcción es sin duda uno de nuestros mejores aliados para protegernos del clima, pero también es la que más daños nos puede provocar en el caso de los terremotos.
De cualquier modo, los humanos y demás seres vivientes nos servimos de los elementos externos y contribuimos a ellos, contaminamos y también limpiamos, extraemos pero también reciclamos, la cuestión más importante no es evaluar el impacto específico que tenemos en los demás procesos naturales, sino la búsqueda del equilibrio.
Otras especies han explotado excesivamente su entorno y esto los ha llevado a la extinción, también ha habido eventos fortuitos que han provocado cambios en el planeta que son mucho más radicales y profundos que los que experimentamos en el presente, como en el caso de las glaciaciones provocadas por el impacto de los meteoritos.
Esto no quiere decir en absoluto que haya que menospreciar el calentamiento global y nuestra influencia en él, simplemente nos conviene replantear nuestro papel específico frente a todo aquello que nos rodea y nos permite vivir y desarrollarnos plenamente.
Lorenzo Rocha

 

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