Desde que el ser humano concibió la idea de medio ambiente, se colocó como un observador externo a él. De ahí ha surgido la falacia inicial acerca del “Hombre y su medio ambiente”.
Hasta hace poco tiempo no se consideraba que los seres humanos formáramos parte del medio ambiente. El ser humano se consideraba a sí mismo como una entidad superior a resto de los seres vivos y también consideraba a todo el entorno como un conjunto de elementos existentes para su servicio y bienestar. Sin embargo, debido a las sucesivas crisis medioambientales en las que los humanos hemos tenido influencia o nos han afectado profundamente, la consciencia de que solo existe un solo medio y que somos en parte los responsables de muchas de las calamidades que sufrimos nos ha hecho cambiar de opinión.
El ser humano es tan vulnerable a los fenómenos naturales como cualquier otro ser vivo, a pesar de que contamos con tecnologías de muchos tipos que en ocasiones consiguen protegernos de los elementos climáticos. La construcción es sin duda uno de nuestros mejores aliados para protegernos del clima, pero también es la que más daños nos puede provocar en el caso de los terremotos.
De cualquier modo, los humanos y demás seres vivientes nos servimos de los elementos externos y contribuimos a ellos, contaminamos y también limpiamos, extraemos pero también reciclamos, la cuestión más importante no es evaluar el impacto específico que tenemos en los demás procesos naturales, sino la búsqueda del equilibrio.
Otras especies han explotado excesivamente su entorno y esto los ha llevado a la extinción, también ha habido eventos fortuitos que han provocado cambios en el planeta que son mucho más radicales y profundos que los que experimentamos en el presente, como en el caso de las glaciaciones provocadas por el impacto de los meteoritos.
Esto no quiere decir en absoluto que haya que menospreciar el calentamiento global y nuestra influencia en él, simplemente nos conviene replantear nuestro papel específico frente a todo aquello que nos rodea y nos permite vivir y desarrollarnos plenamente.
Lorenzo Rocha
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