jueves, 3 de mayo de 2012

ARENA CIUDAD DE MÉXICO

Hace dos meses, cuando se inuaguró la nueva Arena de la ciudad de México en Azcapotzalco (con un fastuoso concierto de Luis Miguel), me imaginé que sería una versión renovada de la antígua arena que aún se conserva en la colonia de los doctores. La arquitectura del recinto, diseñado por la firma estadunidense KMD (Kaplan, Mc Laughlin y Díaz), me parecía confusa, ya que su fachada —una monumental pantalla de luces LED— parecía anular la presencia del edificio en el contexto.

No suelo opinar sobre espacios urbanos o edificios hasta después de haberlos visitado, ya que, como decía Heráclito: “no se puede cruzar dos veces el mismo arroyo”. Una obra nos puede causar una impresión muy distinta en fotografía, de la que nos llevaríamos al visitarla y a su vez de una visita a otra, la impresión puede cambiar por diversos factores ambientales y emocionales. Pero me bastó con visitarlo por primera vez la semana pasada, para quedar francamente entusiasmado con esta pieza de equipamiento urbano. Vaya ocasión, ya que además de disfrutar de la arquitectura, me deleité escuchando a la banda James, una agrupación de música pop británica, cuyo líder, Tim Booth conserva la misma energía y la voz que lo distinguieron en la escena del Brit Pop en los años noventa.

La operación urbana que se está llevando a cabo en el nor-poniente de nuestra ciudad es muy interesante, ya que concentra en la esquina de la avenida de las Granjas y el Eje 5 norte, cinco equipamientos de cultura, educación, area verde, esparcimiento y deporte, que deberán acarrear un beneficio social a los habitantes de la zona en un muy corto plazo. Comenzamos por mencionar el recinto de espectáculos que nos ocupa, pero a esto hay que añadir que está flanqueado por la Universidad Tec Milenio, y detrás de éste se encuentran la Alameda norte y el Centro deportivo Azcapotzalco, además de Deportivo Ferrocarrilero que está frente a la arena, cruzando la avenida de las Granjas. Una operación urbanística que combina a sectores públicos y privados, ha dotado a esta zona de un potencial atractivo cultural que bien puede repercutir a mediano y largo plazo en la recalificación urbana de toda la parte norte de nuestra ciudad, zona que tradicionalmente se había desarrollado como un área de predominio industrial y de ciudades dormitorio. La única pregunta que aún queda sin responder es: ¿cuál será el destino de los edificios del antiguo Rastro de Ferrería? No olvidemos que se trata de un edificio de valor histórico, protegido por el Instituto Nacional de Bellas Artes.

Lorenzo Rocha

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