jueves, 31 de mayo de 2012

ESPACIO MUSEÍSTICO

Cuando entramos a un museo, nuestros sentidos están en alerta. Es una sensación parecida al principio de una película, hacemos caso de toda la información visual y sonora, al grado de que cualquier detalle cuenta y puede ser registrado como presagio de lo que seguirá, de la próxima escena y del final. Al entrar a la galería, sala de exposición o museo, ponemos atención a todo lo que vemos, oímos y olemos, a veces confundimos un objeto de uso común con una pieza de arte, esto gracias a la tradición moderna del Readymade.

Pero al igual que en el cine, si lo que se nos presenta en la exposición no nos sorprende, el nivel de atención baja gradualmente y muy pronto deambulamos desinteresados, hasta abandonar el recinto. Por la cultura visual dominante en el último siglo, el rango de atención del público en general se ha reducido dramáticamente. La audiencia convocada a una conferencia, el público que visita una exposición o aquel que acude a la sala cinematográfica, apenas es capaz de poner atención unos pocos minutos y si el orador, artista o actor no es capaz de cautivarlo, cae irrevesiblemente en el aburrimiento.

Quizá por esa razón, el arte se ha convertido total o parcialmente en un espectáculo inmediato, sin dejar tiempo a la reflexión profunda y serena. Por consiguiente todo aquello que está pensado para conseguir un efecto veloz, un asombro inmediato, casi necesariamente se vuelve superficial. Ya no tenemos tiempo para disfrutar con calma de una obra y aún teniéndolo, no nos lo permitimos más. Buscamos al arte como una forma de entretenimiento que nos ocupe la mañana del sábado o la tarde del jueves.

El espacio museístico refleja la naturaleza del arte contemporáneo. Los museos tienen que ser edificios espectaculares, contundentes y fácilmente legibles. Los espacios deben ser diáfanos y sin complejidades, para poder ser comprendidos de una sola mirada y entendidos sin dificultad. Los muros divisorios se han vuelto enemigos de los arquitectos de museos, al igual que los techos bajos y los espacios íntimos. ¿Entonces será por esto que los museos contemporáneos tienen el mismo esquema que la tiendas departamentales? Son casi todos cajas ciegas sin ventanas hacia el exterior, con una forma reconocible en su volumentría, pero que no refleja nada del contenido de su interior. Hoy en día hacer museos es casi tan difícil como hacer monumentos, ya que el modernismo convirtió a ambos en objetos escultóricos abstractos y los privó de su capacidad de expresión arquitectónica y urbana.

Lorenzo Rocha

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