jueves, 2 de enero de 2014

COMPLEJIDAD

Por más que nos esforcemos, es imposible observar los fenómenos arquitectónicos y urbanos como relaciones directas entre causas y efectos. Los edificios y las ciudades donde habitamos, son resultados materiales de procesos complejos y contradictorios donde intervienen fuerzas económicas, políticas, sociales, estéticas y técnicas que invariablemente actúan en conflicto. Ahora es un buen momento para reconsiderar el manifiesto que Robert Venturi escribió en 1966 (“Compleidad y contradicción en arquitectura”), ya que la arquitectura se debe comprender en la totalidad, más que en la particularidad. Esta idea expresada en el libro citado, excluye categóricamente cualquier crítica de arquitectura que pretenda explicarla como un fenómeno aislado de su contexto.
Para realizar el análisis historico de la arquitectura, además del entorno físico donde se localiza la obra arquitectónica, también es necesario tomar en cuenta su contexto social y no descartar que las relaciones, débiles y discontínuas, entre una obra y su contexto cambian constantemente a lo largo del tiempo.
A veces tenemos la tendencia a considerar como contemporánea, solamente a la arquitectura que ha sido construida en nuestro tiempo y en este proceso, excluimos a la arquitectura que sigue en pie hoy en dia, a pesar de haber sido construida hace muchos años o siglos atrás.
En ese sentido, es importante considerar que la arquitectura es un arte que se conoce mediante la experiencia física total. Sólo habitando la arquitectura podemos realmente conocerla, no basta saber la información que la rodea, conocer imágenes de ella y los planos de construcción que la originaron.
Por ejemplo, una persona nacida en la ciudad de México después de 1985, puede saber que existieron muchos edificios modernos que colapsaron durante el terremoto ocurrido en ese año, puede mirar sus imágenes y consultar datos en un libro de historia, pero no podrá jamás experimentarlos en persona. Si se interesara por estudiar el conjunto habitacional de Tlatelolco, tendría que conformarse con visitar lo que queda en pie y complementar esta experiencia con fotografías y relatos de lo que realmente ocupaba ese espacio. Sin embargo, esa persona aún puede visitar la pirámides de Teotihuacán, que han estado en pie desde hace casi 3000 años. Por razones muy complejas, dicho conjunto ha sido conservado hasta nuestros días a pesar de que sus pobladores desaparecieron hace varios siglos, mientras que muchos edificios históricos solo duraron en pie unas cuantas décadas. Desde el punto de vista de la percepción, una pirámide es más contemporánea que cualquier edificio moderno que haya sido demolido.
Lorenzo Rocha

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