El paradigma general del arte reciente —al menos durante los últimos 20 años— se relaciona estrechamente con la multiplicidad de los medios utilizados por los artistas. Antes de los años sesenta, los artistas se especializaban en una, máximo dos formas de producción, había pintores, escultores, arquitectos y todos quedaban dentro de la clasificación general de las Bellas Artes. Ahora es muy claro para la mayoría de las personas que los artistas utilizan los medios que necesitan para su expresión y pueden variar de una obra a otra. El mismo artista puede realizar una serie de pinturas durante un tiempo y después realizar un video sin que esto le encasille en ninguna de ambas técnicas.
Quiza por esto es sorprendente y aún más original la obra de Guy de Cointet, que se expone actualmente en la galeria central de la Fundación-colección Jumex. En la muestra podemos apreciar principalmente obra gráfica, videos que documentan puestas en escena escritas por el artista y algunas esculturas. Sin embargo, las piezas performativas que fueron ejecutadas en el mes de noviembre y continuarán en enero, llaman la atención por la relación de la literatura del artista francés, con sus piezas gráficas y el uso del espacio.
Resulta particulamente atractiva una pieza titulada “My Father’s Diary” (“El diario de mi padre”, escrita en 1975). En la pieza, la cual ha sido tradicionalmente actuada por Mary Ann Duganne, se muestran una serie de composiciones gráficas atadas entre sí como una suerte de gran libro, cuyo contenido no tiene aparentemente mucho que ver con el texto de la pieza. Sin embargo, la experiencia de la pieza en su conjunto (texto-actuación-gráfica), es muy distinta a de las partes por separado. El texto es muy interesante, pero como toda pieza literaria, evoca imágenes mentales muy distintas a las que se encuentran en la obra gráfica. Por lo cual, cuando disfrutamos de la puesta en escena, ya sea en directo o mediante el documento en video, nuestra atención se divide entre los materiales visuales y auditivos de los que inevitablemente buscamos tengan sentido o concordancia entre ellos. Es precisamente esta especie de estridencia la que hace del trabajo de Cointet un ejemplo de un modo muy personal de creación multimediática. Tomando en cuenta que su trabajo casi cumple 40 años de haber sido creado, nos encontramos con una fuente de inspiración que nos muestra que las relaciones entre los objetos que se colocan en un espacio determinado darán siempre lugar a nuevas, fascinantes y distintas interpretaciones.
Lorenzo Rocha
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