jueves, 27 de diciembre de 2018

PARADOJAS URBANAS

Es destacable que la estrategia seguida por el gobierno entrante de la ciudad es el de limitar el desarrollo urbano, con la finalidad de frenar los abusos por parte de los promotores inmobiliarios. Es cierto que otorgando menores facilidades a los constructores se pueden corregir algunos vicios, pero también se frenará la inversión.

El año que está por comenzar plantea retos importantes para el sector de la construcción ya que la tendencia sostenida de crecimiento de los últimos años ha comenzado a ralentizarse. En todo proceso de cambio de tendencia los efectos económicos se notan en la industria de la construcción antes que en cualquier otra. El alza de precios de los materiales está directamente ligada al tipo de cambio de la moneda y la incertidumbre en materia financiera afecta directamente al inicio de nuevas obras. Se nota una ciudad con crecimiento económico cuando las grúas dominan el paisaje urbano.

La arquitectura también se verá en la necesidad de considerar ciertos replanteamientos, ya que hasta el momento ha estado ligada demasiado estrechamente al mercado inmobiliario. Los arquitectos mexicanos se han dedicado principalmente a solucionar proyectos de vivienda comercial durante los años más recientes. Probablemente ahora tendrán que comenzar a explorar otros campos para ejercer su actividad profesional. Sin embargo, la situación actual ofrece áreas muy interesantes para la innovación, los arquitectos quizá podrían marcar algunas tendencias, en lugar de seguir las que les imponen los empresarios y políticos. La toma de posición ideológica en el caso de los arquitectos es más necesaria ahora, que en cualquier otro momento. Por ejemplo, ¿cual será la postura que tomemos los arquitectos frente a la reconstrucción de edificios dañados por los sismos más recientes? Ahora que los incentivos para el rescate de edificios han disminuido, habrá que buscar otras formulas para solucionar las necesidades de vivienda para los damnificados por los desastres naturales. Es verdad que durante el gobierno pasado aumentó notablemente la corrupción a nivel urbanístico y esperamos que este fenómeno sea corregido por la actual administración. Pero la demanda de vivienda asequible continuará en aumento, por lo que reducir el ritmo de la construcción solamente agravará la escasez de vivienda. Está claro que lo que necesitamos es enderezar el camino del desarrollo urbano, cada quien deberá aportar lo que le sea posible, recursos, conocimientos y estrategias para que continúe creciendo la oferta de espacios para la ciudadanía que sean el campo fértil para las buenas prácticas dentro de la arquitectura, el urbanismo y la gestión del espacio público.
Lorenzo Rocha

jueves, 20 de diciembre de 2018

ESPACIO FINITO

Durante los últimos años la tendencia urbanística general apunta hacia la redensificación de los centros de las ciudades, en lugar de la expansión de la mancha urbana. Esto está sucediendo en México al igual que en casi todo el mundo.
El espacio urbano es un bien finito, sus límites son las leyes y reglamentos, o bien las variables económicas y técnicas que gravitan sobre la construcción. Este es un hecho que a veces parece ser ignorado por las autoridades, promotores inmobiliarios e incluso algunos académicos. El volúmen del potencial de edificación se mide en metros cúbicos y resulta de la multiplicación del area del suelo edificable por las alturas permitidas, menos las áreas libres obligatorias. Esto es, cuando el predio o manzana en cuestión se encuentra incluido en un plan de zonificación específico y de estricta aplicación.
Las excepciones a la zonificación urbana derivadas de procesos urbanísticos son de varios tipos. La primera de ellas responde a motivos económicos, es la transferencia de potencial de edificación.
Cuando el propietario de un predio decide no utilizar su potencial, como en el caso de instalaciones deportivas u otro uso que no implique la construcción con máxima densidad, éste puede vender dicho potencial al propietario de otro predio. Esto es también aplicable a los inmuebles protegidos por formar parte del patrimonio histórico o artístico y que por sus características no aprovechan el total de su potencial inmobiliario. En algunas áreas, el gobierno ha decidido
retirar las restricciones de zonificación por motivos de desarrollo económico y de atracción de inversiones. En estas zonas excepcionales, los límites son los que impone la técnica constructiva, las capacidades de los ingenieros y diseñadores para realizar excavaciones profundas y estructuras de gran altura. Hay gran cantidad de ejemplos
en el mundo y curiosamente son todos muy parecidos entre sí.
El edificio más alto del mundo es el Burj Khalifa en Dubái, mide 828 metros y tiene 163 pisos. Fue diseñado por el arquitecto Adrian Smith de la firma estadunidense Skidmore Owings y Merrill en 2010. La mayoría de los centros financieros con edificios altos se encuentran en China, en los Emiratos Árabes y en otras naciones asiáticas como Malasia. Al parecer el Occidente ha abandonado la carrera por contar con los edificios más altos, iniciada hace más de cien años en Nueva York y Chicago.
Lorenzo Rocha

jueves, 13 de diciembre de 2018

LOS PINOS

La apertura al público de la residencia oficial de Los Pinos ha causado gran sorpresa entre distintos sectores de la población. Casi todas las reacciones han sido a favor de su reintegración al Bosque de Chapultepec, pero su destino final es incierto.
En 1934 el presidente Lázaro Cárdenas decidió trasladar su residencia del Castillo de Chapultepec al Molino del Rey, edificio del siglo XIX, que se encuentra en el predio conocido como “La Hormiga”, colindante con el Bosque de Chapultepec. El terreno ocupa en su totalidad 78.4 hectáreas y cuenta con una veintena de edificios de distintas épocas y funciones que van desde viviendas, oficinas, salones para eventos y el cuartel de la Guardia Presidencial. Durante los años setenta la avenida Parque Lira fue cerrada al tráfico por motivos de seguridad, por las frecuentes protestas populares, el gobierno decidió construir un viaducto para desviar al tránsito, hacia la calle Chivatito.
Convertir el inmueble en un recinto cultural plantea una serie de retos complicados desde distintos ángulos. El primero de ellos es a
nivel urbanístico, dado que si se cancela la residencia oficial definitivamente, ya no será necesario el dispositivo de seguridad existente. De igual modo, el gobierno debe plantear cómo se integrarán las áreas verdes al Bosque de Chapultepec. El segundo reto se presenta desde el punto de vista simbólico, por lo que sus nuevos usos deben considerar la historia y valor artístico de los inmuebles.

Finalmente nos encontramos frente a un desafío arquitectónico muy interesante. Ciertamente la transformación de los edificios en museos suena como la opción menos atractiva, ya que la zona próxima al conjunto ya cuenta con recintos culturales de gran importancia. El gobierno quizá debería plantearse la demolición de la mayoría de los edificios, salvo el Molino del Rey y probablemente la Casa Miguel Alemán. De este modo, si la avenida Parque Lira continúa siendo peatonal, las áreas verdes resultantes se podrían integrar fácilmente al bosque por sus cuatro costados, eliminando todas las barreras físicas existentes. El uso de los edificios que se decida conservar tendría que responder a las necesidades más importantes de la ciudadanía, por lo que convendría comenzar un auténtico proceso participativo. La forma arquitectónica debe ser la última parte del feliz proceso iniciado hace una semana.
Lorenzo Rocha

miércoles, 12 de diciembre de 2018

CONVERSACIONES

(Texto publicado en el libro "Reforma", editado por la Fundación BBVA-Bancomer)
En 1863, el ingeniero austrohúngaro Alois Bolland comenzó a trazar y construir por ordenes de Maximiliano I el Paseo de la Emperatriz, una señorial avenida de estilo parisino de nueve metros de ancho, que iba desde la estatua ecuestre de Carlos IV hasta el Castillo de Chapultepec, en sus inicios el Paseo recorría escasos tres kilómetros. Durante los siguientes diez años, la avenida continuó creciendo y al final del último mandato del presidente Benito Juárez (1872), fue renombrada como Paseo de la Reforma.
Actualmente el Paseo de la Reforma comienza en Peralvillo y termina en la salida a la carretera de Toluca. Recorre casi 20 kilómetros pasando por contextos urbanos muy diversos y contrastantes. La experiencia de recorrer la avenida más conocida de la ciudad de México en automóvil, a pie o en bicicleta, podría dividirse en cuatro grandes secciones. 
La primera etapa comienza pasando a un lado del conjunto multifamiliar Nonoalco- Tlatelolco y nos conduce hasta la Alameda Central, esta sección carece de calle lateral y se caracteriza por la presencia de vecindades, edificios de vivienda popular y oficinas de gobierno.
El segundo tramo de Reforma va de la Alameda hasta las puertas del Bosque de Chapultepec, se trata de la parte más recta, elegante y característica de la avenida, se encuentra poblada con estatuas de personajes históricos y monumentos como el Ángel de la Independencia y la Diana Cazadora. Es la parte más ancha de todo el recorrido, que remata visualmente con el Castillo de Chapultepec. 
El tercer tramo se desvía hacia el poniente, atraviesa toda la primera sección del Bosque de Chapultepec y termina en la Fuente de Petróleos. A lo largo de este recorrido encontramos algunos de los más importantes recintos culturales de la ciudad, como el Museo de Antropología, el Museo Tamayo y el Museo de Arte Moderno, así como el Auditorio Nacional. En esta parte la avenida es más angosta que en la anterior, pero disfruta del entorno natural del Bosque.
El último tramo es el más sinuoso y recorre la colonia Lomas de Chapultepec hasta conectar con la carretera a Toluca. Casi al llegar al cruce con la Avenida de las Palmas, la avenida recupera su calle lateral la cual está flanqueada por grandes mansiones que albergan a las principales embajadas.
Los edificios que se encuentran a la vera del Paseo, son de todos los tipos, épocas, tamaños y variedades. Es divertido imaginar que los edificios son similares a las personas, que tienen su propia personalidad y que en algunas ocasiones se ignoran mutuamente, mientras que en otras dialogan o conversan los unos con los otros. Los arquitectos que han construido sobre Reforma durante todas la épocas que abarcan casi dos siglos, todos han sido sin duda conscientes de contribuir con sus proyectos a enriquecer la parte más emblemática de la ciudad. 
Existen varios puntos específicos donde se concentran dichos diálogos y se hacen más interesantes, sin descartar la presencia de algunos monólogos. El primero de ellos es sin duda el sitio donde se encontraba “El Caballito”, donde el edificio de la Lotería Nacional, conocido como “El Moro” (1946), conversa con las moderna Torre Pisa (1970) y la Torre Caballito (1988), con mediación de la escultura metálica amarilla, que sustituyó a la estatua ecuestre original. Entre las conversaciones arquitectónicas que suceden sobre el Paseo, destaca sin duda el punto donde se han construido recientemente cuatro rascacielos que forman un corro, donde la conversación se ha tornado cada vez más interesante. Se trata del sitio donde Reforma se intersecta con la Avenida Chapultepec, ahi se han construido durante los últimos años los edificios más altos de la ciudad, la Torre Mayor (2003), la Torre BBVA-Bancomer (2015), la Torre Reforma (2016) y Chapultepec Uno (2018). Quizá las torres deberían estar conversando con la Estela de Luz, pero esta perdió protagonismo por su reducida escala. Parece que de algún modo se comunican mejor con el Castillo de Chapultepec, su colega más antiguo. Justo a un costado de éstos se encuentran dos notables edificios, la sede central del IMSS (1950) y la Secretaría de Salubridad y Asistencia (1929), los cuales tampoco participan de la conversación, quizás de modo voluntario. Más hacia el poniente existen otros dos personajes arquitectónicos que profesan sus discursos en solitario. El Museo de Antropología (1967) goza del privilegio de estar casi solo sobre la avenida. Mientras que el Auditorio Nacional (1953 y 1988) conversa de lejos con los Hoteles Hyatt (1987) e Intercontinental (1977), entre las copas de los árboles del parque triangular que los separa.

Lorenzo Rocha.

jueves, 6 de diciembre de 2018

EDIFICIO DEL AÑO

En varios medios de comunicación ha ido en crecimiento la publicación de artículos que compilan los mejores libros, películas y otros productos similares, que en su opinión destacan de los demás que han sido producidos dentro del año que termina.
En la arquitectura es muy difícil definir el concepto de actualidad, ya que los edificios no son productos de consumo que estén estrictamente ligados al tiempo en el que se producen. Las novedades en la arquitectura tienen al menos cincuenta años de vida. Ahora que estamos en el ultimo mes del año, se antoja hacer un recuento de las obras que fueron inauguradas en los 11 meses que han transcurrido. Sin
duda hay obras nuevas que han sido importantes para la arquitectura nacional, como el Museo Juan Soriano en Cuernavaca, el Foro Boca del Río en Veracruz y el Centro Cultural Teopanzolco en Morelos. Desafortunadamente aun no he visitado ninguna de las tres obras antes mencionadas y no acostumbro dar una opinión basada solamente en fotografías.
Desde mi punto de vista, las mejores noticias para la ciudad de México han sucedido en el plano del espacio público urbano. En primer lugar, destaca sin duda la apertura de la línea 7 del Metrobús, que parte del Campo Marte por el Paseo de la Reforma y cuenta con tres rutas: La Villa, Cuitláhuac e Indios Verdes, sus flamantes unidades de dos pisos son un placer para los usuarios. En segundo lugar, la reapertura del Parque Winston Churchill, una parte del Bosque de Chapultepec conocida como “El Mexicanito”. Este espacio verde urbano había permanecido cerrado inexplicablemente a los largo de 35 años. Por último, debo mencionar una obra, que si bien no presenta un aspecto muy atractivo desde el punto de vista estético, tiene una gran carga simbólica para la ciudad. Por años lo llamé el “Edificio invisible”, es una torre de 15 pisos, ubicada en la esquina del Eje
central Lázaro Cárdenas y Arcos de Belén, la cual quedó inconcluso hace 33 años ya que su estructura falló durante los sismos de septiembre de 1985. Finalmente el mes pasado, sus propietarios terminaron su reparación y fue finalmente ocupada para oficinas y comercios. Esperamos que en el proximo año se resuelvan los casos de otros edificios que se encuentran en situaciones similares dañianas para el contexto urbano, como el antíguo Edificio de Seguros Azteca, o el célebre Condominio Insurgentes, ambos construidos sobre la avenida más larga del mundo en la década de 1950.
Lorenzo Rocha

jueves, 29 de noviembre de 2018

MERCADO INMOBILIARIO

La producción de vivienda en la ciudad de México se ciñe estrictamente a las leyes de oferta y demanda del mercado inmobiliario. Los arquitectos deben explorar nuevas alternativas para que su producción tenga un impacto sobre el desarrollo urbano.

La teoría de la arquitectura en las últimas tres décadas distingue dos modos opuestos de enfrentar la labor del arquitecto, las cuales se relacionan con su postura frente a la cultura dominante. La primera de ella es una actitud crítica, de resistencia frente a las fuerzas económica y sociales del contexto en el que se insertan los nuevos proyectos. La segunda postura se denomina poscrítica o proyectiva, es aquella que toma ventaja de las condiciones contextuales para alinear el proyecto a las necesidades inmediatas de la sociedad en la que se inserta. Dado que vivimos en una época donde impera el neoliberalismo económico, casi toda la arquitectura actual se encuentra gobernada por las leyes del mercado inmobiliario.
Especialmente en México, la actitud general de los arquitectos ha sido condescendiente desde hace décadas con las agendas económicas y políticas ligadas al poder. Es momento de que los arquitectos asumamos una actitud crítica frente al fenómeno expansivo del desarrollo urbano.
Nuestra metrópolis está llegando a un punto en el que el dominio de las leyes mercantiles está operando en contra de los intereses colectivos. Está muy claro que la forma más sostenible para satisfacer las necesidades de vivienda y espacios públicos es la reutilización de inmuebles abandonados así como la reconversión de infraestructura obsoleta en sitios para la convivencia social. Sin embargo, la lógica del mercado inmobiliario apunta hacia la demolición de edificios existentes, especialmente aquellos con valor histórico, para dejar lugar a construcciones nuevas que reporten mayores ganancias a sus promotores. Basta con que comparemos el precio comercial de un inmueble catalogado y protegido por la Dirección del Patrimonio Cultural Urbano, con cualquier terreno baldío al lado de éste. Con frecuencia encontraremos que el valor del inmueble patrimonial es hasta de la mitad de aquel que se encuentra vacío. La protección patrimonial parece inhibir el interés de los promotores, ya que sus reglas le obligan a reducir e incluso renunciar a su potencial de edificación. Este fenómeno ha producido un alto índice de abandono en las áreas con presencia de inmuebles patrimoniales alrededor del centro de la ciudad y también ha dado lugar a demoliciones ilegales de muchos edificios. Seguimos expandiéndonos hacia el exterior y hacia las alturas mientras que nuestro centro continuará vaciándose.
Lorenzo Rocha

jueves, 22 de noviembre de 2018

ARQUITECTURA SIGNIFICATIVA

Los críticos de la arquitectura moderna, consideraron que la arquitectura de su tiempo carecía de significado porque respondía a las consideraciones personales de sus autores, más que a los valores colectivos de la sociedad.
Los medios académicos consideran que la arquitectura significativa solamente es aquella que evoca el sentido de la cultura colectiva. Se trata de la construcción que sintetiza y concuerda con las aspiraciones de la sociedad en la que se origina. Sin embargo, la sociedad actual tiene valores que han sido puestos en duda por los académicos y criticos de la arquitectura por razones ideológicas, principalmente por su caracter mercantil y su respuesta acorde con las tendencias capitalistas de la economía mundial. Ahora parece ser,que las opiniones de los expertos han tomado en cuenta la complejidad del fenómeno arquitectónico, ya que ha quedado claro que la arquitectura es capaz de alterar el contexto en el que se localiza. Si bien la arquitectura es una consecuencia de la estructura social y no su causa, existe una relación dialéctica entre ambas. Cuando una obra se concluye, inmediatamente pasa a formar parte de su entorno urbano y condiciona a los proyectos subsecuentes.
Hoy en día se critica duramente a la arquitectura global, aquella que se manifiesta de igual modo en Latinoamérca, en el medio y lejano Oriente o en los paises junto al Mar Negro. Año tras año vemos aparecer en Dubái, Shenzhen, Sao Paulo, Astaná o Singapur, conjuntos urbanos compuestos por rascacielos, centros comerciales y parques tecnológicas, rodeados por comunidades cercadas, que son criticados por su exclusividad y por su tendencia al monoculturalismo, el cualacentúa la desigualdad social. Sin embargo, habría que tomar en cuenta la opinión de sus pobladores, antes de considerar esta arquitectura como insignificante. La estructura social del mundo actual, tiene una tendencia marcada hacia el pragmatismo y el liberalismo económico de los cuales deriva en gran medida su diseño arquitectónico y urbano.

La arquitectura sublime es escasa en nuestros días y a la vez es excluyente y personal, solamente es apreciada por los expertos y por las personas con alta formación académica. Hacer llegar arquitectura de calidad a la mayoría de las personas es uno de los mayores retos de nuestro tiempo. Esperamos se pueda lograr sin detrimento de la multiculturalidad y del sentido humanistico necesarios para su trascendencia.
Lorenzo Rocha

jueves, 15 de noviembre de 2018

INFRAESTRUCTURA

En las ciudades, la infraestructura es todo aquello que no notamos hasta que se avería o escasea. Se trata del conjunto de bienes y servicios indispensables para el funcionamiento de la vida urbana, que son vitales, pero invisibles para la mayoría de los ciudadanos.
Los primeros diez días de noviembre, los habitantes de la ciudad de México, vivimos una fuerte escasez de agua debida al mantenimiento y adecuación programada para nuestro sistema de abastecimiento hidráulico. Los inconvenientes para los ciudadanos fueron notables y las pérdidas económicas fueron muy cuantiosas. Estos días nos recordaron la tradicional mala relación que los capitalinos tenemos con el agua, cómo llevamos siglos intentando secar nuestra cuenca para permitir su urbanización y a la vez sufrir inundaciones y escasez crónica del vital líquido. Pero la crisis momentánea se ha superado, salvo para quienes nunca han tenido agua. Las escuelas y centros culturales vuelven a abrir sus puertas y olvidamos el problema temporalmente. La pregunta que seguirá sin respuesta es: ¿cuándo abordaremos el problema con soluciones radicales y no solamente con paliativos?
El agua potable, el drenaje, la electricidad, la telefonía, el gas, las calles, puentes y carreteras urbanas, todos estos elementos permiten el libre flujo de energía, vehículos y personas en movimiento dentro de las metrópolis. Son elementos indispensables para el bienestar de los habitantes y también juegan un papel protagónico en las decisiones de los urbanistas y arquitectos. La infraestructura ocupa mucho espacio, sus características técnicas, como los diámetros de tuberías, altura de torres de electrificación, radios de giro, etcéterea, condicionan al diseño urbano y arquitectónico.
El equipamiento urbano en ocasiones está asociado a la infraestructura, como en el caso de las estaciones del metro, las gasolinerías, o las terminales aéreas, pero en otras ocasionas no lo está o su relación es indirecta, como en el caso de las escuelas, hospitales e instalaciones deportivas, que están solamente ligadas a los servicios y a las calles en las que se encuentran.

El espacio ocupado por la infraestructura ha sido estudiado por décadas por arquitectos dentro de los ámbitos académicos, recientemente ha sido tratado de modo notable por Keller Easterling, en su libro: “Extrastatecraft”. Sin duda es un tema fascinante, pero no existen soluciones muy convincentes por parte de los arquitectos, quienes en el mejor de los casos conseguimos seguir al pie de la letra las pautas determinadas por los economistas, políticos e ingenieros.
Lorenzo Rocha

jueves, 8 de noviembre de 2018

SIMPLIFICACIÓN

La ciudad es un sistema complejo donde actúan simultáneamente gran variedad de fuerzas antagónicas. Para el sano desarrollo del entorno urbano, es necesario que los agentes de cambio comprendan su complejidad y eviten la simplificación de sus procesos.
Una herramienta para la comprensión de fenómenos complejos, como el desarrollo metropolitano, es el análisis de sus factores. Para trabajar con esta multiplicidad de factores es necesario identificarlos individualmente para aislar cada uno de ellos y crear modelos nuevos, Para los análisis urbanos es indispensable la simplificación de los elementos como la vivienda, el transporte, la seguridad, los servicios, el empleo y muchos otros más, pero sin ignorar que todos ellos se relacionan y existen gracias a su actuación en conjunto con los demás. Para  los analistas urbanos, que trabajan cerca de la administración pública, en ocasiones no es nada fácil transmitir y aplicar su ideas y métodos, ya que la política urbana requiere de soluciones muy directas y contundentes. El gobierno necesita propuestas a corto plazo, que sean rentables para tiempos electorales, de tal manera de preservar su poder político. Sin embargo, la complejidad de las ciudades muchas veces es incompatible con los objetivos  inmediatos.
En algunos casos, el bien común y los beneficios a mediano y largo plazo pueden funcionar también para fines electorales, pero se requiere de una condición fundamental para lograrlo: el pacto social. Todo acuerdo entre actores sociales debe anteponer el interés colectivo como prioridad sobre los intereses particulares. Si todos los profesionistas, inversionistas y funcionarios somos conscientes de estar impulsando el desarrollo comunitario antes de nuestros intereses personales, podemos tener acuerdos productivos que impulsen soluciones de manera sostenible.

La simplificación extrema de los fenómenos urbanos conlleva el peligro de adoptar soluciones parciales y provisionales que beneficien solamente a una pequeña parte de las personas por poco tiempo. Todos los habitantes somos responsables del correcto desarrollo futuro de los entornos en los que vivimos, por ello nos debemos esforzar en trabajar en conjunto por proyectos colectivos, que nos beneficien a nosotros mismos, en igual proporción que a las demás personas.
Lorenzo Rocha

jueves, 1 de noviembre de 2018

IMAGEN OBJETIVO

La construcción de infraestructuras y equipamientos urbanos responde a decisiones políticas que involucran procesos arquitectónicos y urbanísticos en los que deben participar los expertos mejor calificados según cada especialidad.
Después de conocer la intención del presidente electo, acerca de la suspensión de la construcción del nuevo aeropuerto de la ciudad de México, los profesionistas relacionados con el campo de la arquitectura nos encontramos en un estado de incertidumbre parecido al que experimentamos hace 4 años, cuando se anunció el proyecto de Texcoco. El proceso de decisión para dicho proyecto se llevó a cabo de manera opaca, el público no recibió la información suficiente para poderse formar una opinión al respecto, lo cual resultó en la politización del proceso durante la campaña electoral de 2018, la cual culminó con la reciente consulta pública, que a su vez tampoco ha sido satisfactoria por su escasa representatividad y por no existir un estudio fiable sobre la viabilidad de la alternativa planteada en la propia consulta.
La solución compuesta por la ampliación del aeropuerto actual y la construcción de nuevas pistas en la base aérea militar de Santa Lucía en Zumpango a 47 kilómetros del centro de la ciudad, no está suficientemente sustentada por lo que crea aun mayor incertidumbre de la que se tenía sobre los efectos de la terminal ya en construcción, en los aspectos de su cimentación para evitar hundimientos y del daño ambiental al sistema hidráulico de la cuenca de México.
En resumen, de momento no hay respuestas suficientes para asegurar que en el mediano y largo plazo quede satisfecha la demanda y crecimiento del tráfico aéreo para la capital del país. Además de ello hay una situación inquietante para los arquitectos, la página de internet del presidente electo ha publicado imágenes y planos del proyecto de la ampliación y la terminal en Santa Lucía. El sitio habla incluso de un plan maestro de 23 kilómetros cuadrados y de un anteproyecto para la terminal, aunque lo que es posible consultar parece más bien una imagen-objetivo aun sin desarrollar. Es curioso que la forma de la terminal de Santa Lucía se parece en algunas cosas a la Terminal 2 del aeropuerto actual, sus edificios terminan en cortes a 45 grados y parece ser una construcción de concreto blanco con grandes fachadas de cristal. El sitio no proporciona información acerca del autor del proyecto, pero si deja dudas importantes.
¿Habrá esta vez un concurso para el edificio terminal, en el que se den a conocer públicamente los jueces y las bases para la selección de los participantes? ¿Se harán los estudios pertinentes en las mismas condiciones en que se hicieron para el proyecto de Texcoco? ¿El nuevo gobierno tiene intenciones de transparentar paso por paso el proceso de las licitaciones? De no ser así dentro de tres años podríamos encontrarnos en una situación tan incierta como en la que estamos ahora.

La situación actual puede ser el comienzo de un mecanismo positivo para el futuro del desarrollo urbano en el país, pero únicamente si las nuevas prácticas terminan con los vicios de las anteriores. Solamente si se elimina la opacidad, el autoritarismo, la demagogia y la corrupción habrá servido para algo el amargo momento que estamos pasando, si no es así, la cancelación de la obra en Texcoco habrá sido en vano.
Lorenzo Rocha

jueves, 25 de octubre de 2018

REUTILIZACIÓN

El debate entre la expansión de las ciudades y la reutilización de la construcción existente mediante la redensificación, parece haber adquirido un papel central en el urbanismo actual. Sin duda se trata de una cuestión compleja ya que ambos procesos se relacionan entre sí.
La recuperación de inmuebles con valor patrimonial en las zonas centrales de las ciudades implica operaciones muy costosas que casi en todos los casos resultan en un aumento en el costo de los alquileres y del suelo urbano. Este proceso tiene como consecuencia el desplazamiento de la población hacia barrios periféricos con rentas más bajas. De cualquier modo, la redensificación se ha convertido en el imperativo moral del desarrollo urbano, incluso tomando en cuenta su aporte a la expansión periférica.
Todos los procesos urbanísticos son circulares y dialécticos, por ello es necesario que el Estado tenga una visión territorial sobre las intervenciones urbanas. La actitud de los arquitectos, gobernantes y de la población en general frente a la reutilización de edificios patrimoniales debe replantearse y mejorar, ya que en la actualidad la mayoría de las personas aborda el problema solo superficialmente. La conservación de la arquitectura existente y su adaptación a los usos contemporáneos debe hacerse con espíritu crítico y con actitud propositiva. Debe cambiar la visión actual acerca de las leyes de protección del patrimonio como simples barreras legales, como meros requisitos administrativos que entorpecen al desarrollo inmobiliario.
Los edificios públicos afortunadamente son los que mayor reflexión suscitan y sus adecuaciones a los nuevos usos son las que resultan más exitosas. Como ejemplo basta citar la Biblioteca de México, que primero fue una fábrica de tabaco en el siglo XIX, después se
convirtió en un cuartel militar y tomo el nombre de Ciudadela y finalmente en el año 1946 se convirtió en biblioteca por la iniciativa de José Vasconcelos. El edificio fue intervenido en 1988 por el arquitecto Abraham Zabludovsky, quien construyó estructuras metálicas para cubrir sus patios. Más recientemente, los arquitectos Alejandro Sánchez, Mariza Flores y Bernardo Gómez Pimienta, coordinaron un plan de remodelación en el que participaron numerosos arquitectos y artistas en casi cada sala. De este modo el recinto fue reinaugurado totalmente en el año 2012.

El problema más agudo de la conservación patrimonial radica en los inmuebles privados, que son objeto de la más voraz depredación. Prácticamente cada semana desaparece o se modifica irreversiblemente alguna casa o edificio de nuestras colonias y barrios tradicionales. Dichas construcciones son intervenidas por profesionistas sin la capacidad suficiente para valorar sus características, mientras que las autoridades permanecen al margen. También sus propietarios y poseedores son responsables del destino final de dichas construcciones, por lo que deben cumplir con su obligación de protegerlos.
Lorenzo Rocha

jueves, 18 de octubre de 2018

OTRO DISEÑO

El diseño arquitectónico, gráfico e industrial, derivado de la condición de alteridad, que se ha dado en los países como el nuestro, considerados como periféricos, sin duda está en vías de replantearse. En la mayoría casos sigue siendo una postura regionalista crítica, dada la formación académica de corte positivista que han recibido casi todos los teóricos de la arquitectura en México. Pero es notable que la composición geopolítica en América Latina se ha dinamizado de modo muy veloz, al mismo tiempo que la parte Anglofrancesa de Norteamérica ha visto una disminución de su influencia, sensible a nivel continental. Esta posibilidad de reversión entre centro y periferia, además de todos sus estados intermedios entrelazados con las condiciones interiores de cada región, puede resultar en un cambio de paradigma para el “otro diseño”, que tienda a centralizar la atención en las regiones antes consideradas como periféricas.
Según el doctor Rafael López Rangel, a quien se le rindió un homenaje el pasado lunes en la Casa de cultura de la Universidad Autónoma del Estado de México, “Lo social le da a la arquitectura su totalidad como un fenómeno estético”. En sus escritos apuntaba que: “Hay otro diseño que debe atender necesidades sociales, como la pobreza y la desigualdad”. López Rangel reconoció la complejidad del fenómeno arquitectónico y su carácter dialéctico, por lo cual desde las etapas tempranas de su labor teórica y académica se apartó de la ortodoxia marxista dominante en el pensamiento de muchos de sus contemporáneos.
En 1967 Michel Foucault dictó una importante conferencia titulada  “De los espacios otros”, en la cual elaboró su concepto de la heterotopía. Quizá por casualidad un año más tarde López Rangel publico su célebre ensayo “La arquitectura y lo social”, en el que plantea la relación dialéctica entre la arquitectura, el arte y su contexto social.

El mejor homenaje que podemos hacer a nuestros predecesores es releerlos e intentar aportar nuestras propias ideas con actitud humilde y profesional, sin pretender que lo que se discute actualmente se encuentra disociado de las discusiones académicas de los últimos 50 años. Un buen comienzo a mi parecer, sería intentar transmitir a los estudiantes de arquitectura la importancia de reflejar los conceptos teoricos y el pensamiento crítico en sus proyectos escolares. De este modo, cuando dichos estudiantes comiencen su práctica profesional, serán capaces de investigar por sí mismos la información necesaria para fundamentar sus proyectos y no se quedarán con la idea de que la arquitectura social y la participación ciudadana, por dar solo dos ejemplos, son conceptos inventados en el siglo XXI.
Lorenzo Rocha

jueves, 11 de octubre de 2018

INNOVACIÓN

En el pensamiento occidental existe una fuerte tendencia al maniqueismo, a la creación de los opuestos. que tiene su origen en el siglo III a.C., tiempo en que la religión griega se basó en la oposición entre el bien y el mal. Los conceptos opuestos son útiles para las discusiones e hipótesis científicas, pero la realidad casi nunca nos presenta opciones radicalmente contrarias, sino una mezcla infinita de elementos similares.
La dicotomía entre tradición e innovación es sin duda una paradoja en la cual queda muy claramente expuesta la necesidad de reflexiones más complejas. Toda tradición fue en su momento una tendencia innovadora y simultáneamente nada de lo que consideramos como nuevo es capaz de desligarse de lo tradicional. Quizá la oposición entre estas dos ideas sea uno de los lastres de la cultura modernista.
En la arquitectura del siglo XX estuvo muy presente la idea de que era necesario romper con la tradición, borrar todo el pasado y comenzar de nuevo desde cero, desde la tabula rasa. Desgraciadamente para nuestros antecesores, es imposible romper con el pasado, la innovación no puede sustituir a la tradición ya que la cultura se nutre de ambas fuerzas por igual. Para que un fenómeno cultural como la arquitectura subsista, debe anclarse firmemente en sus orígenes y al mismo tiempo buscar renovarse constantemente, explorar más allá de sus límites establecidos, pero sin perder jamás de vista sus fundamentos. Cuando una cultura deja de evolucionar, desaparece. pero tampoco puede existir sin tomar en cuenta su pasado.
Las ciudades expresan con claridad a su cultura a través de la arquitectura y el urbanismo. La ciudad es un libro de historia, “Las palabras dicen más que las piedras, si bien en ocasiones estas pueden denunciar la mentiras de aquellas”, decía el filósofo alemán Hans Jonas, creador del principio de la responsabilidad.
La arquitectura es la principal aliada del hombre en su combate contra el tiempo y el olvido, como decía el profesor Eduard Sekler, pero existe una paradoja importante cuando se construye en un contexto histórico, cuando existe conflicto entre lo nuevo y lo antiguo inevitablemente se debe renunciar a alguno de ambos. La búsqueda de la innovación como fin en sí mismo irrelevante, resulta mucho más productivo pensar en la reutilización de lo existente y en la relación que guarda lo contemporáneo con sus antecedentes culturales directos.

Como nos señala Foucault, no hay que olvidar que la ciudad es el lugar de la heterotopía, donde necesariamente conviven los opuestos, donde se yuxtapone lo uno al lado de lo otro: la riqueza con la pobreza, lo local con lo extranjero, la paz con la violencia y lo nuevo con lo viejo.
Lorenzo Rocha

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