jueves, 26 de diciembre de 2019

LA CIUDAD DE LOS NIÑOS

La educadora italiana Maria Montessori denunció  en los años cuarenta del siglo pasado, la enorme injusticia infringida sobre los niños, la cual calificó como la mayor esclavitud de la historia. Todo su sistema de enseñanza se basa en el reconocimiento de los derechos y de la personalidad particular de los menores de edad.

En los últimos tiempos, hemos visto cada vez con más frecuencia, las reivindicaciones hechas por niños y jóvenes que exigen el reconocimiento pleno de sus derechos civiles. La infancia ha sido siempre concebida como una forma de “ciudadanía diferida”. Esto quiere decir que los derechos  y obligaciones fundamentales de los menores de edad, su derecho a decidir, a vivir de manera independiente de los adultos, se les reserva hasta después de cumplir los 18 años, hasta entonces, sus tutores deciden por ellos. 
Por ello existe el tópico de que los niños son el futuro de la sociedad, cuando en realidad forman parte del presente. Los pequeños son sometidos a la voluntad de sus padres y gobernantes, a quienes ellos no eligieron, a todo tipo de infortunios y vejaciones debidos al trabajo forzado y a las migraciones involuntarias, solo por el hecho de que los mayores no los consideramos aun aptos y capacitados para tomar sus propias decisiones. Los jóvenes de ningún modo tienen una visión errónea de la realidad, simplemente la suya es distinta de la forma en que los adultos la vemos. Es verdad que corren peligros por su corta edad, pero gran parte de estos, son provocados porque no han sido tomados en cuenta en el diseño social. 
Las ciudades y la arquitectura están hechas para adultos, para un pequeño es casi imposible moverse y subsistir en un entorno con automóviles, con elementos arquitectónicos demasiado grandes para su tamaño. Los arquitectos y urbanistas en general no diseñamos para los niños, salvo en los casos en que se realizan instalaciones para enseñanza o juegos, los cuales permanecen precintados detrás de vallas, como corrales para el ganado.
En 1989 el sociólogo italiano Francesco Tonucci publico el libro “La ciudad de los niños”, basado en la Convención Internacional sobre los Derechos de los Niños. El libro es un verdadero tratado sobre el modo en que la ciudad ha ignorado las necesidades de la población infantil. Tonucci toma como paradigma el derecho de los niños a jugar libremente en su entorno directo. Mediante un diseño adecuado y seguro para los más pequeños, también se garantiza la accesibilidad universal para otros grupos humanos en desventaja, como los adultos mayores o las personas con discapacidades físicas y mentales. Una ciudad adecuada para los niños lo será seguramente para toda la población. 

No solo el cambio climático es una razón para la sublevación juvenil, es tan solo una muestra de la desigualdad general que sufren los ciudadanos de la nueva generación. Así como en 1968 comenzó la emancipación de los jóvenes adultos universitarios, quizá en 2019 habrá comenzado un movimiento de liberación infantil. Los niños de ahora se manifiestan en las calles, alzan su voz contra sus tutores y líderes porque su situación es insostenible en muchos casos. Es injusto que se les lleve a campos de refugiados, que se les retenga en las fronteras en jaulas, que se les fuerce a migrar en precarias pateras. No se trata de un fenómeno mediático, sino de una crisis profunda de una parte importante de la sociedad.
Lorenzo Rocha

jueves, 19 de diciembre de 2019

EL CROQUIS

En 1982 los arquitectos Fernando Márquez y Richard Levene fundaron en España la revista El Croquis. Hasta la fecha han publicado 167 números monográficos, tanto de arquitectos experimentados como de jóvenes. En muchos de sus volúmenes incluyen dibujos hechos a mano por los arquitectos a quienes presentan.

La mayoría de los arquitectos dibuja bien a mano. El boceto o croquis del arquitecto expresa su pensamiento espacial, no es necesariamente un producto de gran belleza, pero sí constituye uno de los elementos que definen la personalidad creativa de su autor. El cerebro humano sin duda está conectado más estrechamente con las manos que sostienen al lápiz, que con el teclado digital. Oscar Niemeyer es uno de los arquitectos modernos más hábiles para expresarse mientras dibujaba, la explicación de sus proyectos en el documental “La vida es un soplo”, es realmente notable. Además sorprende que dicho filme haya sido realizado cuando el arquitecto brasileño tenía 90 años. Otros grandes maestros no se quedan atrás, por ejemplo Le Corbusier, Juan Navarro o Zaha Hadid, quienes además han sido pintores.
Hoy en día no estoy seguro de que todos los estudiantes de arquitectura sepan lo que quiere decir la palabra croquis y mucho menos sean capaces de dibujar a mano de manera correcta. Las tecnologías electrónicas e informáticas han eclipsado a las analógicas como el libro, el cuaderno y el lápiz. Sin embargo, para la proyectación arquitectónica, herramientas tan sencillas como el papel y la pluma, son tan importantes en el proceso de un proyecto como pueden serlo el ordenador y la impresora.
Nunca olvidaré la recomendación de mi profesor Raúl Gutiérrez, que en el primer curso de teoría en el taller José Villagrán de la UNAM nos invitaba a aprender a pensar con el lápiz. Indudablemente todas las herramientas son indispensables para ejecutar un buen trabajo, pero éstas nunca deben superar la capacidad intelectual de quien las utiliza. Es decir, el hecho de que ahora existan programas informáticos capaces de generar casi cualquier tipo de superficie mediante algoritmos matemáticos, no significa que los proyectos deban forzosamente recurrir a formas complejas solamente por el hecho de que sea posible generarlas en la computadora. Tampoco dichas formas deben excluirse del universo del arquitecto contemporáneo, pero cualquier decisión de diseño debe estar sólidamente fundamentada en un código ético y estético. Aun las ideas más futuristas comienzan con un sencillo boceto.
Lorenzo Rocha

jueves, 12 de diciembre de 2019

DISEÑO MODULAR

A los estudiantes de arquitectura se les enseña a utilizar módulos, unidades de medida que les sirven para diseñar sus proyectos de modo eficiente. Por ejemplo, el sistema inglés de pulgadas y pies es muy conveniente para el diseño modular, ya que muchos materiales se venden en estas medidas, de este modo se evitan desperdicios excesivos.

El funcionalismo en arquitectura fue un movimiento estético cuyos fundamentos aun siguen vigentes ahora. El diseño funcionalista se caracteriza por los volúmenes geométricos puros y por la ausencia de la ornamentación aplicada. La asimetría funcionalista también es un elemento que aun está presente en casi todos los proyectos que hacen los arquitectos contemporáneos.
Prácticamente en todas las escuelas de arquitectura se enseña el diseño modular desde los primeros ejercicios compositivos, que consisten en elegir un sistema de medidas y proporciones repetibles que se aplica desde los más pequeños detalles, hasta la forma general del proyecto.
Es curioso el parecido que hay entre el diseño modular de objetos de escala pequeña como muebles y utensilios, con su aplicación a la escala arquitectónica, paisajística e incluso urbana. En algunos planos es difícil distinguir a primera vista si lo que está representado son muebles o edificios.  Muchos arquitectos abarcan los tres campos de la práctica y en ocasiones diseñan modelos y objetos pequeños de los que extrapolan algunas características fundamentales que después utilizan en todas las demás etapas del proyecto.
Por ejemplo, Mies van der Rohe y su equipo diseñaron el pabellón alemán para la Exposición Internacional de Barcelona, en 1929. Pero ellos, en particular Lilly Reich también se ocuparon del mobiliario, y de ahi surgió la famosa silla Barcelona y todo la serie modular que amuebló el pabellón.
Más recientemente la firma estadunidense Diller, Scofidio y Renfro ha aplicado esta metodología a casi todos sus proyectos. Por ejemplo, para el diseño de la cubierta del nuevo Museo de Arte y Archivo Fílmico del Pacífico en Berkeley, California, los arquitectos comenzaron haciendo una pequeña escultura de bronce apoyada sobre una base de madera, como una pequeña maqueta abstracta de lo que después sería el edificio.
Lorenzo Rocha

jueves, 5 de diciembre de 2019

SOSTENIBILIDAD

Esta semana se está llevando a cabo en Madrid la Conferencia de las Naciones Unidas por el Cambio Climático (COP 25), cuyo lema es: “Hoy es tiempo de actuar”. Todos estamos de acuerdo en que se trata de un asunto impostergable, por lo cual, resulta lamentable que el gobierno de México no tenga una representación significativa en la reunión. 

No cabe duda que los arquitectos nos encontramos entre los protagonistas en la lucha contra el cambio climático. Nuestra actividad principal, la construcción, es una de las actividades humanas que más dañan al medio ambiente. Recordemos que los edificios verdes, no son necesariamente sostenibles, no basta cubrir de plantas a la construcción para reducir su impacto, tampoco las ecotécnias, el bajo consumo energético y las bajas emisiones, reducen significativamente los daños. 
Dentro del amplio abanico de posibles actitudes para mitigar el impacto ambiental de la construcción, está sin duda el uso de materiales sostenibles como la madera, la piedra y todos aquellos derivados del reciclaje de desechos. Esta opción en principio es buena, aunque no elimina totalmente el uso de otros materiales más contaminantes como el acero y el concreto, ni la necesidad de transporte, gasto de energía y contaminación durante su extracción y preparación.
Aquí surge de nuevo la pregunta que nos hemos planteado anteriormente: ¿se puede hacer arquitectura sin construir nada nuevo? La respuesta es optar por la reutilización de edificios existentes en lugar de su demolición. Durante más de veinte años, el estudio francés Lacaton y Vassal junto con Frédéric Druot, han pugnado por la reutilización de edificios, desde su renovación como en el Palais de Tokyo, hasta los múltiples bloques de vivienda a los que han añadido galerías para mejorarlos en lugar de demolerlos y sustituirlos por edificios nuevos. También conviene considerar el valor de los usos temporales de edificios obsoletos o en ruinas. 

Estas metodologías muestran una cara diferente del concepto de sostenibilidad, en la que los arquitectos ceden su protagonismo a favor del beneficio público. Es difícil transmitir el mensaje a los medios de comunicación masiva, ya que las imágenes de los edificios reutilizados no resultan tan atractivas ni convincentes como las de los edificios cubiertos de vegetación o construidos en madera. Sin embargo, para quienes creemos en que la construcción debe moderarse para disminuir su impacto ambiental, la resistencia al crecimiento del sector, es una cuestión que se relaciona directamente con nuestra postura ética.
Lorenzo Rocha

jueves, 28 de noviembre de 2019

INTELIGENCIA ESPACIAL

La organización cultural WIA (What is Architecture) se ha dedicado los últimos años a entrevistar personajes destacados de la arquitectura internacional (europeos principalmente) como Ben van Berkel, Peter Cook o Kjetil Thorsen, por mencionar solo algunos de ellos. Su objetivo es indagar sobre el pensamiento arquitectónico contemporáneo.

Resulta muy interesante escuchar las reflexiones de expertos en arquitectura cuando se les hacen las mismas preguntas. Esto nos muestra cuán variadas pueden ser las apreciaciones de una misma actividad profesional. Cada arquitecto tiene su propia opinión acerca de la arquitectura, de acuerdo con la naturaleza y profundidad del trabajo que realiza. Por ejemplo, el arquitecto holandés Ben van Berkel del estudio UN, afirma que la arquitectura es una disciplina que hace muchas cosas más que solamente reforzar su autonomía. Otros profesionales como Peter Cook de Archigram opina que la arquitectura es una manera de concebir la vida. Kjetil Thorsen del despacho Snøhetta habla de algo muy importante para la arquitectura, cuando dice que “la arquitectura hace que las personas sean conscientes de su lugar en el mundo”. Esta es una definición muy acertada de la “Inteligencia espacial” un fenómeno psicológico que tiene que ver con los conceptos de la situación en el espacio y de la sensación de lugar, que se relacionan directamente con la experiencia física que las personas tienen respecto a sus entornos directos: la casa, la naturaleza y la ciudad.
La arquitectura es sin duda una actividad no restringida solamente al diseño y a la construcción. Gravitan en torno a esta profesión, cuestiones filosóficas profundas que no se expresan solamente mediante los edificios, sino también se transmiten verbalmente. De ahí la importancia del ejercicio constante de la teoría y crítica de la arquitectura, tanto para estudiantes como para los profesionales en la materia.
La lectura de estas opiniones ayuda a cada uno a tomar una posición personal. Acostumbro definir mi trabajo como “el confinamiento temporal de una porción de espacio con fines habitativos”. Sin embargo también estoy de acuerdo con el hecho de que la arquitectura es el uso político del suelo, brillante definición del filólogo Fernando Curiel. Aunque me gustaría precisar que mi idea de uso político del espacio, lo concibe lo más apegado posible a la definición aristotélica de política como: “la búsqueda del bien común, mediante el uso de la razón”.
Lorenzo Rocha

jueves, 21 de noviembre de 2019

CONSTRUCCIÓN LIMPIA

La construcción es una actividad mediante la cual se daña forzosamente el medio ambiente. Para conseguir la limpieza de la arquitectura no bastaría eliminar sus emisiones, sin embargo lo que se debe buscar es el equilibrio entre lo natural y artificial.

La preocupación por el cambio climático ha llegado en los tiempos más recientes a niveles de ansiedad. No es para menos, ya que los daños al medio ambiente son visibles por todo el mundo, desde el Amazonas hasta el Polo Norte. Sin embargo, también somos conscientes que el avance de un cambio en el equilibrio ecológico del planeta es muy lento, es probable que la emergencia que vivimos ahora sea un proceso que ha estado presente desde hace al menos 150 años y por lo tanto tarde más de un siglo en revertirse.
La arquitectura y el urbanismo son dos de las actividades más nocivas para los entornos naturales, desde la extracción de materiales minerales hasta la tala de los bosques y posterior pavimentación de las enormes áreas urbanas. No obstante, la construcción puede modificar la mayoría de sus prácticas contaminantes si se plantea de este modo. Hay que empezar por planificar obras que no generen desechos ni escombros, evitar emplear acero y concreto dentro de lo posible y usar materiales locales y sostenibles como la madera y la piedra natural.
Por desgracia, aun haciendo todos estos esfuerzos, la arquitectura en sí misma puede contribuir muy poco a mitigar el problema ecológico de fondo. Sus raíces están a la misma profundidad que las de nuestro sistema socioeconómico. La construcción es una actividad que deriva del crecimiento económico y mientras éste siga a la alza también ésta lo hará. Los arquitectos debemos comenzar a debatir con mayor intensidad el tema ecológico comenzando por reflexionar sobre los términos que empleamos en nuestros argumentos. Afrontémoslo, no existe tal cosa como un “rascacielos verde” y mucho menos un “aeropuerto sostenible”, es muy importante afrontar la realidad y evitar estos eufemismos, que solamente nos alejan de las posibles soluciones ante la destrucción de la naturaleza. Mucho más aún cuando los términos como el “Greenwashing” se utilizan en campañas publicitarias que aprovechan la preocupación ecológica generalizada para hacer negocios y limpiar la imagen de las empresas constructoras y de los promotores inmobiliarios.
Lorenzo Rocha

jueves, 14 de noviembre de 2019

PARTICIPACIÓN INVERSA

Bert Theis (1952-2016) artista luxemburgués y fundador de la Oficina de transformación urbana, abogaba por una participación activa de los artistas, arquitectos y urbanistas en las iniciativas de la gente, los jóvenes arquitectos deberían tomar muy en serio esta postura.
La participación de los ciudadanos en procesos urbanísticos y arquitectónicos presenta muchas dificultades. En primer lugar está la dificultad que enfrentan las personas para organizarse de manera eficiente, los procesos democráticos directos se prestar a ambigüedades y abusos constantes y en los casos en los que funcionan correctamente en realidad no requieren de la participación de profesionales más que en su implementación. La participación ciudadana promovida por urbanistas y arquitectos puede ser muy positiva en cuanto a la intención de involucrar al público en decisiones de los proyectos que los afectan directamente, siempre y cuando sus deseos de colaboración sean auténticos y se alejen de estrategias de autopromoción. El peligro de dichos procesos es que  muy fácilmente los ayuntamientos y los políticos se apropian de dichos mecanismos que convierten en fuentes de popularidad electoral.
Hace más de 50 años arquitectos como Giancarlo De Carlo aplicaron con éxito la participación ciudadana en sus proyectos, por ejemplo el conjunto habitacional Villagio Matteotti en Terni cerca de Roma, contó con un equipo de arquitectos dedicados a planificar las viviendas de la mano con los obreros que después ocuparían las viviendas. Hoy en día esas casas pertenecen a los herederos de dichos obreros y a algunos de ellos en avanzada edad y su espíritu democrático y comunitario ha disminuido por lo que sus áreas comunes y huertos han quedado en el abandono total.

Los arquitectos y urbanistas actuales siguen intentando implicar a los usuarios en sus procesos, sin embargo en los casos en los que existe una auténtica capacidad de organización ciudadana sin intervención de profesionales, suele ser ignorada tanto por los arquitectos como por los ayuntamientos involucrados, ya que la intención de ambos es invitar al público a participar sin que las decisiones se salgan de su control. Sería importante retomar ahora lo que solía decir Bert Theis, gran colega y amigo fallecido recientemente: “No pienso que los ciudadanos o los observadores deban tomar parte en el arte, la arquitectura o la planificación urbana. Más bien lo contrario, los artistas, arquitectos y urbanistas debería bajar del pedestal donde se encuentran y participar en las iniciativas de los ciudadanos”. 
Lorenzo Rocha

jueves, 7 de noviembre de 2019

ARQUITECTURA ENSIMISMADA

En su texto clásico de 1963 “El arte ensimismado”, Xavier Rubert de Ventós discute la necesidad de apertura de los discursos estéticos a sectores más amplios de la sociedad, cuestionando el papel del arte frente al enriquecimiento de la cultura general.

Los críticos y teóricos consideramos como significativa solamente a la arquitectura culta y por lo tanto nuestros discursos se centran en un tipo de construcciones que hacen referencias explícitas o implícitas a los valores estéticos y artísticos de la modernidad o de la historia cultural universal. Estos parecen ser los temas que vale la pena discutir en los medios impresos, en la televisión y en la radio. Es algo lógico y comprensible, pero entraña un mecanismo problemático, ya que deja fuera a toda la arquitectura popular y vernácula, que es la gran mayoría de ella.
En muchos lugares nadie sabe quienes son los grandes maestros de la arquitectura, ni existe siquiera la necesidad de saberlo. Este dilema deriva del hecho intrínseco en cualquier construcción, su dualidad como objeto de arte utilitario. La mayoría de la gente solo necesita una simple casa, no exige que ésta tenga valor artístico. Sin embargo, la belleza de la arquitectura o al menos su sencillez es necesaria e incluso indispensable para todas las personas.
Sería muy útil para la sociedad que los escritores tocáramos este tipo de temas y discutiéramos la arquitectura “a nivel de la calle”. Crear diálogos comprensibles e inclusivos para poder aprender de las necesidades legítimas de todos los habitantes de nuestras construcciones. Aunque las discusiones e investigaciones académicas son necesarias para la preservación histórica y en general para la creación del conocimiento, sus disertaciones no deberían de ser los únicos objetivos del trabajo de los expertos.
Por su parte, el saber popular relacionado a la construcción es la energía creativa que da origen a lo que Christopher Alexander llamaba en su libro “El modo intemporal de construir” (1979), “la calidad sin nombre”, que es lo típico que encontramos en los pequeños pueblos, donde la homogeneidad de las construcciones, de sus materiales y proporciones, permite una armonía notable sin que destaque ninguna de ellas, mientras que sus creadores permanecen en el anonimato. Esto sucede en contraste al sistema de promoción y publicidad característicos de la sociedad consumidora en las grandes ciudades, que necesita habitar edificios “de autor”.
Lorenzo Rocha

jueves, 31 de octubre de 2019

RUIDO URBANO

La ciudad es el lugar de encuentro por excelencia. Las normas de convivencia cívica son el reflejo fiel de la contingencia, de los acuerdos entre ciudadanos para la cohabitación dentro del espacio urbano.

Cada ciudad cuenta con un paisaje sonoro particular. Ciertos sonidos nos permiten reconocer en que ciudad nos encontramos, incluso con los ojos cerrados. En algunas ciudades son característicos los sonidos agradables como las campanas, el canto de los pájaros, la música del organillero o el silbato del afilador y en otras son típicos otros sonidos o ruidos urbanos como las sirenas de las ambulancias, los aviones y las aspas de los helicópteros. En casi todas se escuchan sin cesar los motores de los vehículos.
El civismo y la cortesía son partes fundamentales de la condición de ciudadano, son los valores que permiten la convivencia armoniosa entre los habitantes de las ciudades. En una ciudad deben poder escucharse todas las voces, pero ninguna debe prevalecer sobre las demás. Esta alegoría se manifiesta muy claramente en el paisaje sonoro de una ciudad. Es lógico que de vez en cuando la sirena de algún vehículo emergente, domine sobre todos los demás sonidos. Pero otros ruidos, como los gritos, las bocinas de los automóviles y los pregones publicitarios no están dentro de lo que se puede considerar como una conducta cívica.
La vida en la ciudad es como una conversación en público, la gente tiene derecho a conversar y reir en voz alta, pero también debe ser consciente de los límites necesarios para no causar molestias a las demás personas. Por razones culturales, estos límites son muy distintos según el país del que se trate, normalmente son más flexibles en el sur que en el norte del mundo.
El nivel de ruido de una ciudad como México, quizá resulte insoportable para alguien que esté acostumbrado al silencio de una ciudad como Zurich, pero será menor que en otras latitudes como en Nápoles, donde la gente está siempre en las calles y se expresa espotáneamente en cualquier momento que lo desée.

Henri Bergson, el filósofo francés, publicó en 1889 un breve ensayo sobre la cortesía en el que escribió: “La cotesía en todas sus formas —cortesía en las maneras, en el corazón y en el espíritu— nos acerca a una república ideal, en la cual la libertad será acotada por la inteligencia y la igualdad una división equitativa de la consideración”. Es así como no basta con nacer en la ciudad para ser ciudadano, es preciso aprender a serlo.
Lorenzo Rocha

jueves, 24 de octubre de 2019

ECOLOGÍA COMERCIAL

El célebre término inglés “Greenwashing”, consiste en limpiar la imagen de las empresas y construcciones dañinas al medio ambiente mediante campañas publicitarias que exaltan su interés en la conservación ecológica.

La fuerza de las imágenes sigue dominando nuestra percepción de la arquitectura y de la ciudad. El pasado 8 de septiembre se inauguró una exposición en la que el artista suizo Klaus Littman transplantó 300 árboles desde viveros suizos hasta la cancha de futbol del estadio Wörthersee de Klangenfurt, en el sur de Austria. El estadio tiene una capacidad para 30 000 espectadores y es la casa del SK Austria Klagenfurt, un equipo de la primera división de la liga de futbol austriaca, los partidos locales del equipo se jugarán en otro estadio hasta que la instalación sea desmontada. La imagen contiene el poder de lo absurdo, ya que de entrada plantea una situación distópica: es imposible jugar futbol en una cancha convertida en un bosque. Según el propio artista, la idea para la instalación proviene de un dibujo que el artista austríaco Max Peintner realizó hace 30 años, que también está a la vista en la exposición, lo cual muestra que su iniciativa deriva de su propia afición a las imágenes sugerentes e irónicas.
La instalación se titula “For Forest-the Unending Attraction of Nature”, es un título un tanto ambiguo, que sugiere que es posible mostrar a la naturaleza como una pieza de museo, o bien como un espectáculo deportivo similar al futbol. Ambas posibilidades son sin duda paradójicas. La idea de la desaparición de los entornos naturales, compartida por muchos otros artistas, surge del temor de la sociedad por un escenario futuro en el que hayan desaparecido los bosques naturales y entonces las personas se vean forzadas a experimentar dichos entornos naturales en sitios construido ex profeso para ello.
Como todos sabemos, no toda la naturaleza es vegetal, también existen los océanos, los glaciares y los desiertos, que deben considerarse tan importantes para el planeta como lo son los bosques y selvas. Dentro de las operaciones de reverdecimiento de los entornos construidos, se incurre en prácticas que van en contra del equilibrio ecológico, que utilizan técnicas que dañan el medio ambiente mucho mas de lo que lo benefician. La introducción forzada de la vegetación dentro de las ciudades no aptas para ello, provoca gran desperdicio de agua y de insumos artificiales, así como la construcción de invernaderos y estructuras para proteger a las plantas, que no contribuyen al mejoramiento medioambiental y que para su realización producen gran cantidad de hidróxido de carbono. Un parque urbano en una ciudad con poca humedad o desértica como Las Vegas o Dubái genera mucho más daño que beneficio medioambiental.
Lorenzo Rocha

jueves, 17 de octubre de 2019

NOTICIA EN NAVARRA

Convocados por el Centro Huarte, arquitectos de tres colectivos comparten desde el pasado mes de septiembre el espacio Habitación del Centro Huarte. Se trata de los arquitectos del colectivo Orekari Estudio, Ioar Cabodevilla, Itxaso Iturrioz y Xabi Urroz; Salomé Wackernagel del colectivo franco-alemán Enter This; y Lorenzo Rocha (OUT), componente del colectivo mejicano Oficina de transformación urbana. La característica del espacio Habitación es que entre semana, en este caso los arquitectos desarrollan un proceso de investigación para realizar una exposición, y durante el fin de semana recibe visitas del público. El enunciado inicial del proyecto era trabajar con artistas de Huarte y la comarca de Pamplona. Dedicándose a la arquitectura, los profesionales decidieron invitar a los artistas a traer de alguna manera al centro de arte contemporáneo sus espacios de trabajo. Hasta ahora una veintena de artistas se han mostrado interesados en participar en el proyecto de diferentes maneras: algunos mandan textos o dibujos para mostrar sus espacios, otros invitan a los arquitectos a visitar sus espacios físicos, y con otros mantienen diálogos sobre el espacio de trabajo soñado. De esta manera, están recolectando e investigando cómo son los diferentes espacios de los artistas de nuestro entorno. En la exposición Espacio(s) de Artistas, visitable hasta el 10 de noviembre, además de la investigación en curso se muestran trabajos anteriores de los tres grupos de arquitectos. En Habitación se expone de manera procesual, se trata de un proyecto evolutivo donde se muestra el proceso del trabajo, pero en un momento en que todavía queda un mes y medio de labor hasta la conclusión de la exposición. Es por eso que los colectivos de arquitectos convocan a artistas y creativos de Pamplona y comarca a mostrar sus espacios de trabajo en Habitación o hablar sobre qué tiene que tener el espacio creativo de una persona que se dedica al arte.
Noticias de Navarra

miércoles, 16 de octubre de 2019

ESPACIO PERSONAL

La casa-estudio es un tema recurrente en la arquitectura moderna. En ocasiones se trata de la casa del propio arquitecto y en otras de una colaboración con un cliente-artista, que requiere involucrarse en el proceso creativo del proyecto. 

La exploración y conocimiento de las costumbres de las personas es una parte fundamental del trabajo de los arquitectos. Para diseñar espacios eficientes y adecuados a las necesidades de sus usuarios, los proyectistas debemos analizar el modo como cada persona utiliza su vivienda o lugar de trabajo. El diseño arquitectónico no solamente involucra la planeación de los espacios según criterios técnicos, también se relaciona con aspectos sociológicos, los cuales solo se pueden investigar mediante la observación directa.
Por estas razones, visitar edificios, analizar programas de necesidades y sobre todo entrar en contacto con las personas para trabajar con ellas en las soluciones, son requisitos indispensables para el éxito de un proyecto.
Últimamente he tenido la fortuna de entrevistar a un buen número de artistas para saber como son sus espacios de trabajo y qué características deben tener para que ellos puedan realizar su trabajo del mejor modo posible. Me ha sorprendido descubrir que la gran mayoría de ellos trabajan en espacios que no han sido diseñados para estos fines. Algunos trabajan en sus propias viviendas, en espacios destinados a oficinas, o bien en edificios industriales convertidos en estudios para artistas. Sin embargo, todos comparten la necesidad de una buena iluminación natural, de ser posible cenital (mediante tragaluces) para que la calidad de la luz sea homogénea y no provoque sombras ni asoleamiento directo que pueda estropear sus trabajos, ya que el papel, la tela y la pintura reaccionan mal a la exposición solar directa.
Más allá de las características físicas de los espacios, los artistas los contemplan como lugares de reflexión interior y de inspiración estética, donde puedan concentrarse en paz para su producción creativa. Los espacios de los artistas son muy íntimos, pero al mismo tiempo deben ser abiertos, ya que muchos de ellos también necesitan mostrar su trabajo dentro del propio estudio, además de aquellos que imparten talleres a niños y adultos. También el espacio del artista es compartido con su familia, cuando éste forma parte de la vivienda, muchas personas trabajan en compañía de sus hijos pequeños, cuando no tienen quien los pueda cuidar en su lugar. (foto: Romina Casile)
Lorenzo Rocha

jueves, 10 de octubre de 2019

UBICUIDAD

Solamente Dios es omnipresente, está en todas partes al mismo tiempo. Los humanos quizá podemos movernos constantemente pero jamás podremos visitar en persona todos los lugares del mundo que nos interesan.

La experiencia de las obras arquitectónicas es forzosamente corporal, no basta solamente con observarlas en fotografías. Este dilema, que ha estado presente en gran parte de las discusiones teóricas y críticas sobre arquitectura durante las últimas décadas. plantea el sesgo que la presencia de los medios audiovisuales ha tenido sobre la percepción de los edificios y de sus espacios interiores.
El ser humano no posee la facultad de la ubicuidad, no puede estar en todas partes al mismo tiempo. Por lo tanto, nuestra opinión y juicio sobre los espacios arquitectónicos está necesariamente limitada por nuestra capacidad de movimiento. Sin embargo, el acceso a una cantidad ingente de imágenes nos da la ilusión de que conocemos todo el mundo, lo cual no debería ser una desventaja siempre y cuando seamos capaces de distinguir con claridad a la información de la experiencia. Cuando vemos una fotografía o un video del interior de un edificio, no estamos dentro de él. Es posible imaginar el espacio arquitectónico mediante imágenes en combinación con planos a escala, pero desde luego esto no cubre la totalidad de la experiencia del espacio. Habría que añadir a las imágenes y planos, muchas otras sensaciones más como los sonidos, la temperatura, los aromas y la amplia gama de las impredecibles interacciones entre todas ellas.
La labor del crítico de arquitectura debe tener en consideración el aspecto total de la experiencia arquitectónica. Debemos admitir las limitaciones propias de nuestra naturaleza humana y evitar emitir juicios de valor sobre los edificios y espacios que no conocemos en persona. Solo se pueden llevar a cabo discusiones críticas especificando con claridad sobre qué materiales gráficos se fundamentan o si derivan de experiencias personales, de otra manera no estaremos hablando de los mismos objetos.
Existen ejercicios interesantes que se pueden llevar a cabo comparando fotografías y planos de distintos edificios solamente con intenciones didácticas. Pero se restringen particularmente al ámbito académico o bien a disertaciones estéticas específicas que pueden contribuir a la comprensión de los procesos e implicaciones filosóficas de los proyectos desde óptica de la teoría, pero jamás a nivel espacial.
Lorenzo Rocha

jueves, 3 de octubre de 2019

POSTURA ÉTICA

El espacio arquitectónico no es materia palpable, es un concepto abstracto producto de la visualización espacial. La actividad del proyectista arquitectónico involucra la producción de dicho espacio y éste a su vez nunca debe descuidar sus aspectos éticos.

Actualmente los arquitectos nos enfrentamos a un dilema sin precedentes en nuestra historia como proveedores de soluciones arquitectónicas para la sociedad. Se trata de la elección entre dos maneras de ejercer nuestra profesión que son incompatibles entre ellas. La primera, que es la forma habitual, implica la solución del proyecto arquitectónico de la forma más eficiente posible, para satisfacer las necesidades de los usuarios y promotores de la obra sin cuestionarlas en absoluto. La segunda manera de hacer arquitectura requiere que el profesional tome una postura ética respecto de su actividad y considere los fines de la encomienda desde un punto de vista moral y no solamente instrumental. En este caso, si el arquitecto considerara que la obra que le ha sido encomendada contraviene sus principios éticos, debería debatirlos con el cliente y en caso de no llegar a ningún acuerdo satisfactorio para ambos, excusarse y rechazar el trabajo.
Estas disyuntivas son desde luego muy complicadas de abordar e identificar para la mayoría de los arquitectos, pero se pueden entender en términos relativamente sencillos. Si al arquitecto se le encarga una obra que daña ostensiblemente al medio ambiente, o bien que provoca una situación de clara exclusión social y estas dos situaciones se encuentran opuestas a su propio código moral, lo correcto sería no participar en tales obras. No sería suficiente desde el punto de vista ético, deslindarse de la responsabilidad por el daño causado, aunque se encontrase dentro del marco de la ley. Tampoco bastaría con realizar un trabajo correcto desde el punto de vista técnico, ya que la colaboración con instituciones y personas con códigos morales cuestionables, también resulta en responsabilidades para quien participe en dichos procesos con consecuencias reprobables.
La dificultad principal para establecer una postura ética sólida es que rara vez se nota con total claridad cuales son los fines y consecuencias de una obra. Por ello, todos los arquitectos tenemos la obligación de prepararnos para ser capaces de analizar críticamente los proyectos que realizamos y responder por ellos.
Lorenzo Rocha

jueves, 26 de septiembre de 2019

TRABAJO MANUAL

La integración plástica, muy característica de la arquitectura mexicana desde los años treinta hasta los sesenta del siglo pasado, dejó poca herencia a los arquitectos actuales, que no acostumbramos relacionarnos mucho con artistas que podrían contribuir a nuestras obras.

La educación universitaria de los arquitectos adolece de un aspecto importante que contribuiría a mejorar su formación: el trabajo manual. En México los arquitectos estudiamos por cinco años un programa centrado en los proyectos y la construcción, complementado por aspectos estructurales, teóricos y financieros. Al final de la carrera sabemos dibujar proyectos por computadora y tenemos nociones del modo en que se llevan a la práctica, pero pasamos ese largo período sin construir nada con nuestras manos.
El programa de la Bauhaus, por ejemplo, contemplaba cursos de carpintería y de construcción de muebles. Además los alumnos debían aprender algún oficio artesanal como aprendices de los maestros y estaban en contacto constante con pintores y escultores, ya que la filosofía de la escuela apuntaba a la creación de obras arquitectónicas como “obras de arte totales”.
Algunas escuelas de arquitectura en la actualidad incorporan ciertos oficios a sus programas educativos, sobre todo en lo que respecta a la construcción de maquetas y modelos a escala de los detalles constructivos, como ventanearías y estructuras metálicas. Un claro ejemplo de esta tendencia es la Escuela técnica superior de Zurich (ETH, por sus siglas en alemán). En esta escuela se dice que todavía se dibuja con lapiceros de mina dura, ya que conserva el rigor técnico que es tradicional en la arquitectura modernista suiza.
Realmente es un placer para los arquitectos cuando nos encontramos en la posibilidad de involucrarnos en alguna de las partes prácticas de nuestros proyectos, es una realidad no solamente reservada para los jóvenes, sino para cualquiera que esté interesado en el bricolaje o en cualquier disciplina artística.

Por ejemplo, el gran arquitecto y restaurador Luis Ortíz Macedo, a menudo realizaba a mano ciertas cenefas decoradas en sus edificios, cuando encontraba vestigios de motivos decorativos que ya nadie era capaz de reproducir. También Teodoro González de León realizó algunas pinturas, bajorrelieves y mosaicos en obras suyas como en el vestíbulo de la Torre Arcos.
Lorenzo Rocha

jueves, 19 de septiembre de 2019

ARQUITECTURA INTERIOR

El espacio, lo habitable y la experiencia de la arquitectura son los parámetros que se utilizan para escribir ensayos y disertaciones sobre el arte de la construcción. Se trata de una labor amplia y compleja que debe intentar eludir al máximo los prejuicios de los autores.

Existe una costumbre muy extendida entre los críticos de arquitectura que consiste en la taxonomía y determinación de si una obra es o no arquitectura. Este vicio, que es característico de los textos históricos dedicados a la arquitectura moderna, distingue a la arquitectura del paisajismo, del diseño urbano y del interiorismo, cuando todo ello comparte los mismos fines: la composición espacial habitable. Por ejemplo, el teórico mexicano José Villagrán, en una célebre carta escrita en 1951, califica a la arquitectura de Luis Barragán como puramente :”decorativa”, al privilegiar excesivamente su enfoque estético, sacrificando su funcionalidad, Villagrán escribe: “la obra vale plásticamente como escenografía o como decoración arquitectónica, mas no como arquitectura auténtica”.
Coloquialmente no se considera arquitectura aquel trabajo que no comprende todos los aspectos de una obra, como la parte estructural. Si el trabajo del arquitecto se realiza en un inmueble preexistente, a lo mucho se le describirá como renovación, sin considerar que el nuevo proyecto redefine la experiencia del espacio interior, sin importar que el edificio exista previamente con características interiores distintas.
Otro ejemplo interesante es la opinión del crítico e historiador inglés Kenneth Frampton publicada en 1969, acerca de la “Maison de Verre” (Casa de vidrio) construida en París en 1932 por el arquitecto Pierre Charreau. Frampton opina que más que una casa se trata de “una gran pieza de mobiliario insertada en un espacio ya construido”. La razón es que en efecto la obra fue construida dentro de una estructura de cuatro plantas ya existente, la cual  no podía ser demolida y por lo tanto se conservó la estructura original de sus tres primeros niveles para ser convertida en la célebre vivienda y consultorio del doctor Jean Dalsace y su familia.

Hoy en día la crítica de arquitectura está un poco más abierta a distintos ámbitos y obras de arte que trabajen con la disposición espacial. Aunque el gremio en general sigue dividiendo las obras según ciertas temáticas funcionales, por eso en las bienales aun existentes clasificaciones que separan las obras siguiendo los cánones establecidos durante el modernismo del Siglo XX.
Lorenzo Rocha

jueves, 12 de septiembre de 2019

EFECTO ECONÓMICO

Hoy en día se discute constantemente acerca de la gentrificación, el proceso de aburguesamiento de un barrio, el cual tiene como consecuencia el encarecimiento de los alquileres y servicios. Este fenómeno provoca el éxodo de los sectores con menos recursos hacia otras zonas más baratas de la ciudad.

La construcción está tan ligada a la economía que muy frecuentemente olvidamos que sus efectos son al mismo tiempo la causa y la consecuencia del desarrollo económico de las ciudades. Cuando una zona de la ciudad mejora sus condiciones infraestructurales, automáticamente atrae las inversiones inmobiliarias y estas a su vez, provocan el crecimiento económico de dicha zona, lo cual eventualmente incentiva la ampliación de las redes de infraestructura urbana como vías de comunicación, electrificación, telecomunicaciones, etcétera.
Pero el caso contrario también es posible, mientras la inversión en construcción disminuya, así también lo hará la oferta de vivienda y por lo tanto también se estancará el crecimiento de infraestructura y servicios. En la ciudad de México durante el ultimo año, el sector de la construcción ha crecido solamente entre el uno y dos por ciento, aunque esta cifra podría aumentar el año próximo, cuando se definan las políticas públicas respecto a la construcción, lo cual también podría beneficiar a la sector privado.

El paradigma hasta ahora utilizado para el desarrollo urbano, que se fundamenta en la inversión en infraestructura estatal se encuentra en cuestionamiento por los críticos del modelo capitalista urbano. Los edificios nuevos no son capaces por sí solos de desatar el mejoramiento del espacio urbano, contribuyen a éste solamente si son parte de un plan de acción integral que incluya a todos los sectores de la población. La reciente construcción de tres rascacielos de más de 50 pisos sobre el Paseo de la Reforma a la altura de la avenida Chapultepec (BBVA, Torre Reforma y Chapultepec Uno) sumados a la Torre Mayor que ya existía ahi desde hace casi 20 años, se puede interpretar como un fenómeno de éxito económico para el sector de la construcción. Sin embargo, es importante medir sus efectos en los barrios circundantes, en las vialidades y en los precios de las viviendas, si dicho efectos son tan positivos como la apertura de la linea 7 del Metrobús, entonces podríamos sostener que la calidad urbana de la zona ha aumentado, pero si estas inversiones han acarreado la expulsión de las personas de menores recursos, entonces esto indicaría que la planificación no ha sido correcta en términos sociales.
Lorenzo Rocha

jueves, 5 de septiembre de 2019

MIGRANTES

Los vestigios de la Gran Muralla China, de las distintas murallas medievales que aun existen y de los puertos amurallados coloniales, son los testimonios más claros de la constante lucha por el territorio desde las civilizaciones más antiguas. 

Los fosos, las garitas, los baluartes, las puertas y los puentes son testigos de épocas en las que las ciudades eran sitios cerrados a los extranjeros. Siempre se ha distinguido al ciudadano del migrante, pero la paradoja es que casi todos los ciudadanos o sus antepasados también migraron en alguna época. Esto hace aún más absurda la situación actual respecto a la migración, ya sea desde el sur hacia norte de América, como desde África hacia Europa a través del mar Mediterráneo. Está claro que el principal motivo de la existencia de un muro entre México y los Estados Unidos es por su fuerza simbólica y los réditos políticos que éste pueda tener a favor del presidente estadunidense.  De igual modo, la tensión en las costas italianas respecto a el desembarco de migrantes africanos rescatados en el mar por organizaciones no gubernamentales, es un espectáculo mediático dirigido a la exaltación de la xenofobia, que beneficia políticamente a la extrema derecha de dicho país. Todos los gobiernos que colaboran con la criminalización del migrante, como el nuestro, lo único que hacen es favorecer las agendas políticas de quienes promueven el rechazo al libre tránsito de personas necesitadas de ayuda humanitaria.
En México el migrante centroamericano siempre ha sido víctima del abuso de las autoridades y de los grupos delictivos que se dedican a robarle, secuestrarle y extorsionarle. Pero ha sido probado que la mayoría de inmigrantes ilegales que viven en los Estados Unidos han ingresado al país con visas turísticas y gran parte de ellos lo han hecho en avión, así que ¿de qué serviría construir un muro? La respuesta no parece saberla nadie, no siquiera sus más entusiastas promotores.

La xenofobia extrema es un tipo de odio infundado que discrimina a las personas simplemente por su origen nacional. Es una actitud tan ilógica como el extremo contrario, la xenofilia, la admiración de que gozan las personas que provienen de países que tienen un alto prestigio o que cuentan con altos niveles económicos. Desgraciadamente ambas formas de discriminación responden a un orden geopolítico que se organiza de sur a norte. Esperemos que el proceso que vivimos ahora no derive en los escenarios futuristas de segregación en los que las ciudades y países vuelvan a estar rodeadas de muros, fosos y torres militares.
Lorenzo Rocha

jueves, 29 de agosto de 2019

TIERRAS Y GUERRAS

“Quien tiene tierras, tiene guerras”, este dicho
popular, muy acertado como casi todos, resume la lucha constante por
el territorio y por la propiedad inmobiliaria, que es el motor de las
civilizaciones desde hace casi veintemil años.
La invención de la agicultura y la ganadería durante el período Neolítico, aproximadamente en el año 15000 a.C. puso fin gradualmente al nomadismo, el cual de hecho aun existe de modo marginal. El establecimiento permanente de poblaciones en lugares específicos, dio
origen sin duda al urbanismo y a la arquitectura, ya que antes de éste las poblaciones habitaban en cuevas y en otros refugios efímeros y cambiaban de sitio según los llevara la caza y la recolección de alimentos.
Es fascinante observar lo que motivó a estos primitivos pobladores para elegir sus sitios de asentamiento, principalmente atraidos por el suministro hidrológico, cercanía a lagos, ríos o manantieles de agua dulce, lo cual no ha cambiado desde entonces. Las poblaciones costeras aparecieron miles de años después, cuando se formalizó la navegación.
La tenencia de la tierra acarrea automáticamente el conflicto, ya que quien elige la porción más fértil, accesible, llana y cultivable de terreno, no tarda en sufrir las invasiones de quienes no cuentan con tan privilegiada localización. Así se puede afirmar que el arte de la guerra se desarrolla en paralelo a la agricultura, los expertos en la guerra no necesitan desarrollar las técnicas agropecuarias, ya que optan por dominar a quienes sí se han dedicado a ello.
De cualquier modo hay una ambigüedad en el concepto de la propiedad inmobiliaria, que contiene alguna forma de violencia, ya sea pasiva o activa. El simple hecho de dominar el paisaje por derecho adquirido, es un acto a todas luces arbitrario. El concepto coloquial de ser dueño de todo lo que la vista alcanza, no garantiza el legitimo
dominio de todo aquello que se divisa. Por ejemplo, las leyes modernas impiden que una persona o grupo se adueñe de las costas y de todo tipo de acuíferos, los asentamientos en estas zonas son de caracter temporal y estan regulados por los gobiernos. En México, el artículo numero 27 de la constitución, regula dicha propiedad, En virtud de ello, todos los ríos y afluentes, lagos y mares territoriales, asi como todos los minerales y recursos existentes en el subsuelo, son de exclusiva propiedad de la Nación. Su explotación se permite solo por concesiones otorgadas por el poder ejecutivo y reguladas por las leyes aplicables a cada materia.
Lorenzo Rocha

jueves, 22 de agosto de 2019

CIUDAD DEL FUTURO

La realidad siempre supera a la ficción, ya que es imposible imaginarnos el futuro sin que éste contenga casi todos los elementos del presente. Las visiones apocalípticas de la ficción cinematográfica como lo que vimos en películas como Blade Runner, hoy en día ya han sido superadas por la realidad urbana.
La civilización occidental ha acarreado la obsesión de la utopía renacentista por más de quinientos años. Desde entonces se han diseñado planos y sistemas de todo tipo para alcanzar un ideal imposible de ciudad futura. Quizá lo que han olvidado los filósofos, políticos, economistas, urbanistas y arquitectos que se han dedicado a dicha tarea, es que una ciudad no se puede planificar y diseñar en su totalidad. Sabemos de sobra que las ciudades son las obras colectivas de todos sus habitantes, los cuales tienen casi todos distintas ideas y necesidades, que guían sus agendas en el campo político urbano, todos los habitantes urbanos estamos en constante búsqueda para hallar o crear los entornos que requerimos para nuestro buen desarrollo, pero en el campo urbano actúan gran diversidad de fuerzas, que casi siempre se oponen entre ellas y la forma final de la urbe resulta de la negociaciones entre los actores que actuamos en el campo. El último intento por instalar una ciudad desde sus inicios fue Brasilia, que sin duda es un logro importante, pero que después de cumplir 50 años demostró que la mayor parte de su población tuvo que instalarse en las periferias, ya que los diseños de Lucio Costa y Oscar Niemayer, no pudieron dar cabida a todas las personas. Hoy en día se habla mucho de las Smart Cities que se caracterizan por el uso de la tecnología para la optimización de los transportes y la seguridad ciudadana. Sin embargo en los sitios donde se han implementado estos sistemas como el reconocimiento facial, principalmente en Corea y China, los gobiernos los han aprovechado para ejercer control total sobre los ciudadanos y reducir notablemente su libertad de movimiento y opinión.
Probablemente ahora sea el momento adecuado para dejar de imaginar la ciudad idealizada y concentrarse en el fenómeno urbano presente. Cuando se estudia la ciudad desde la sociología se aprende que la arquitectura es hasta cierto punto secundaria, que son mucho más importantes las relaciones humanas y la diversidad de opiniones y culturas, que la homogeneización de los habitantes. Desde luego hay temas técnicos que influyen en la infraestructura urbana que deben ser tratados por expertos, elementos como las redes de abastecimiento eléctrico e hidráulico no se prestan a especulaciones formales.
Lorenzo Rocha

jueves, 15 de agosto de 2019

IDENTIDAD

Indudablemente los dibujos animados nos enseñan cosas
importantes para la vida. “Tu identidad es lo más valioso que tienes,
protégela a toda costa”, esta frase de la película “Los Increíbles”
puede ser muy valiosa sobre todo si la extraemos de su contexto
original.
Nuestro lugar de nacimiento o la ciudad donde vivimos juegan papeles decisivos para la definición de nuestras identidades. La conciencia humana no se aloja dentro de nuestra cabeza, sino en nuestro entorno directo y en las relaciones que establecemos con éste. En su lucha por evitar caer en el olvido, la arquitectura es la aliada más cercana a los seres humanos.
En primera instancia se toman en cuenta los factores formales para definir la identidad de los edificios y ciudades. Elementos como los materiales con los que se construye y la disposición de éstos, son los que nos ayudan a clasificar e identificar a la arquitectura desde el punto de vista histórico. Algunas formas arquitectónicas son indicios inequívocos de su pertenencia a una cultura y a una época específicas.
Por ejemplo, las pirámides en Mesomérica son formas arquitectónicas usadas por los pobladores de la región antes de la conquista europea. Son construcciones únicas e irrepetibles, por lo que están ligadas a la conciencia de las personas que habitan cerca de ellas. A medida que las construcciones son de más reciente factura, las
cuestiones de identidad se vuelven un tanto más difíciles de definir. Nuestra época se caracteriza por la globalización de la cultura y por la circulación inmediata de la información en imágenes fijas y en movimiento. Estos fenómenos provocan estados de conciencia anómalos respecto a la experiencia directa de los acontecimientos. Por ejemplo, si hay un desastre natural al otro lado del mundo, lo vivimos con tal intensidad, que lo sentimos casi como si estuviera sucediendo donde nos encontramos, solo por ver las imágenes en tiempo real.
También la información sobre la arquitectura circula con tal fluidez, que es muy difícil definir a qué cultura pertenecen sus elementos. Sin embargo, el contexto juega un papel determinante para la percepción del espacio, La luz, el aire, la temperatura, los sonidos y los aromas hacen que dos espacios se perciban y recuerden de modo distinto, aunque fueran exactamente iguales. Por ello los lugares genéricos como los aeropuertos y los supermercados, aparentemente son todos iguales, pero sin duda son todos diferentes debido al sitio donde se encuentran.
Lorenzo Rocha

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